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El Trastero

Ence y la economía local

Han sido años y años de debates infructuosos, de negociaciones de no conducían a ninguna parte, de desidia de los políticos ante un asunto de vital importancia para la ciudad, de inquietud de unos trabajadores ante la inseguridad que les producía un futuro incierto. Por eso, la noticia de que Ence continuará en la ría durante 60 años más ha llevado la alegría y la tranquilidad a la plantilla de Ence, a sus familias y a los cerca de 5.000 obreros de Galicia que dependen del funcionamiento de la fábrica en Lourizán, entre ellos los del Puerto de Marín y de muchas empresas auxiliares de la comarca.

Por contra, llena de malestar a aquellos colectivos y fuerzas políticas opuestas a su continuidad al entender que tras medio siglo en la ría de Pontevedra había llegado la hora de liberar esta zona marítimo-terrestre de industrias como Ence y Elnosa.

La decisión del Gobierno de Rajoy se ha hecho al estilo del presidente, sin prisas hasta el punto de que se ha tomado con un gobierno en funciones, lo que ha molestado aún más a los opositores, a pesar de que era esperada.

Nunca hubo cabida para un hipotético traslado, era continuar en Lourizán o el cierre de la planta. Ante esta disyuntiva y conociendo la repercusión económica que esta empresa tiene para la comarca, poco más se podía hacer salvo la salvajada de enviar al paro a cientos de personas.

Los datos son incuestionables: el Grupo Ence es la primera empresa forestal y maderera de la Europa del sur y de su futuro dependen cientos de puestos de trabajo directos o indirectos. Eso sin contar con su repercusión en el comercio y los negocios locales, en una ciudad que lidera en Galicia la tasa de paro.

Los opositores mantienen que con su cierre, la recuperación de esta zona de la ría conllevaría el desarrollo urbanístico de Pontevedra hacia Marín, además de dotar a la ciudad del Lérez de un amplio lugar de esparcimiento. La riqueza marisquera es otra de las apuestas de los grupos ecologistas y fuerzas políticas contrarias a la pastera.

Pero todo eso estaría por ver y como bien dice el refrán más vale pájaro en mano que ciento volando, y por lo de pronto hay que asegurar la comida y el bienestar de mucha gente y más en tiempos de crisis.

Durante todos estos años los políticos de uno y otro bando no han sido capaces de presentar alternativas viables que aseguraran el porvenir de la economía local y de los propios trabajadores del complejo. Y por eso, la realidad es solo una, que Ence es la principal industria de la comarca y de la que dependen directa o indirectamente 325 empresas pontevedresas y 600 en toda Galicia. Y eso es mucho decir. Mantener la poca industria que hay en el municipio debe ser siempre un objetivo prioritario.

Concedida ya la concesión ahora hay que exigirle a Ence más inversiones en mejora medioambiental a la que está obligada por su asentamiento en la ría, y más creación de empleo. El debate continuará, sin duda, pero con el pan de los trabajadores no se debe jugar.

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