La relación de San Sebastián invocado como santo protector contra las pestes, y la villa de Pontevedra, ciudad desde 1836, está documentada desde tiempos de los Reyes Católicos.

Así que no es de extrañar que como ofrenda popular, como voto del pueblo, las antiguas actas municipales enseguida reflejaran la obligación de concurrir, acompañando a la imagen de San Sebastián hasta la capilla de San Roque, situada extramuros de la villa, a los regidores de la misma, a la docena de cofradías de gremios que agrupaban a las laboriosas clases de artesanos y marineros y a las dos parroquias. Ritual que se verificaba no sólo en la mañana del 20 de enero, festividad del santo, sino también en el día 16 de agosto, fiesta de San Roque. Y eso como ceremonia anual o de tabla que perduró curiosamente hasta hace unos cincuenta años.

A mayores, cuando surgían alertas sanitarias, por culpa de las temidas epidemias de peste, de cólera o de gripe, enseguida se organizaban piadosas rogativas públicas clamando por la salud de la población.

Pero es que además San Sebastián refuerza su presencia en el entramado de las antiguas tradiciones pontevedresas, de nuestro patrimonio inmaterial, al ser igualmente el santo patrono de los mercaderes, de los activos comerciantes que construyeron el tejido económico de la población. De ahí se explica que todavía en el siglo XXI podamos ver la imagen del santo desnudo y asaetado en la procesión del Corpus Christi junto con los demás antiguos patronos del resto de cofradías de gremio que aquí se asentaron.

Obviamente que la sociedad actual es muy diferente de la de nuestros antepasados. Han cambiado, modas, costumbres y espíritus. Lo cual no quita que en lo religioso se siga celebrando el 20 de enero con una misa votiva, que el Ayuntamiento entregue mediante mejorable certamen, galardones ciudadanos, y que la Peña de la Boina y el Casino Mercantil homenajeen y distingan a socios y vecinos ilustres.

Mientras tanto Pontevedra sigue esperando por el milagro pendiente de San Sebastián en estos últimos tiempos, que nos es otro que la construcción de un nuevo complejo hospitalario.

Quizás si se restauran convenientemente, tanto la antigua imagen, recientemente aparecida, como la moderna que data de 1946, el santo se anime a conceder de nuevo un favor a los vecinos de a Boa Vila.

(*) Leoncio Feijoo Lamas es licenciado en Derecho, gestor cultural y autor de la obra "El voto a San Sebastián en Pontevedra. Cinco siglos de historia y tradición (1515-2015)", publicada el pasado año.