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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El consejo

Pues la verdad es que no estaría nada mal que los practicantes -en general- del oficio político gallego aplicasen el consejo que dio ante el Parlamento el titular de Facenda. El señor Martínez quería sacarle los colores a la oposición por la rechifla que se trajo cuando la Xunta anunció un alza del 2 por ciento del PIB en 2015, y recomendó a sus portavoces un repaso a las actas y, quizá, algún comentario adicional a la vista de que es objetivo cumplido.

Se alaba el consejo primero porque seguirlo confirmaría el espíritu de quienes -y no sólo, ni mucho menos, en el PP- se alegran por la estadística positiva sino porque abriría en ese oficio una práctica desconocida aquí: admitir los errores, incluidos los de cálculo, y rectificar sus consecuencias; sino porque es de sabios, al menos porque el hacerlo sentaría un precedente que tarde o temprano podría generalizarse para bien del colectivo ciudadano.

Y hay más todavía: el consejo que acaba de dar don Valeriano a sus adversarios podría servir también para los que apoyan a la Xunta. Porque un repaso a las hemerotecas sería a estas alturas una especie de ungüento útil para recordar, y así tratar de no recaer en ellas, las meteduras de pata que han protagonizado aquí no sólo políticos, sino observadores, analistas y desde luego hasta unos cuantos expertos versados en la res publica.

Es cierto que este tipo de reflexiones pueden considerarse, y de hecho no pocos lo creen así, como alejadas de la política propiamente dicha. Pero si se tiene en cuenta que la actividad pública ha de tener también un componente de pedagogía, puede ser útil recordarlo hasta -e incluso sobre todo- cuando se le olvida a los protagonistas o, con más frecuencia, cuando éstos no quieren recordarlo.

Parece cierto que si los portavoces de la izquierda gallega recordasen mucho de lo que dijeron sobre el cálculo de crecimiento del PIB que la Xunta hizo para 2015 se sonrojarían. Claro que eso afectaría sólo a los que todavía conservan cierto pudor dialéctico, pero en cualquier caso todos tendrían que reflexionar siquiera en voz baja acerca de la utilidad de la prudencia oratoria. Y cuando se dice "todos" se quiere decir exactamente eso.

(Abunda el número de casos que demuestran la necesidad de cierta prudencia ante el error ajeno para mantener la propia credibilidad. Con las fallidas "profecías" presupuestarias del PP, sobre todo en tiempos de Marta Fernández, habría para un par de tomos, como con las críticas populares a las cuentas del Tri y el Bipartito. ¿La moraleja? Que hay que ir con cuidado, porque en boca abierta entran moscas a docenas.

¿No...?

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