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Tribuna libre

Sedentarismo y ejercicio sin control

Por la importancia para la salud de los gallegos, la prensa del pasado domingo día 8 recogía en primera plana la siguiente noticia: "El Sergas vigila a 132.000 pacientes por su elevado sedentarismo". Hace unos tres años, la Secretaría para el Deporte ya ponía en marcha la campaña: "Galicia saludable". La misma se sustentaba sobre la base de que el ejercicio físico es la gran vacuna del siglo XXI. De aquella, José Ramón Lete, Secretario para el Deporte, afirmaba que el sedentarismo se había convertido "en el mayor problema para la sociedad, más preocupante incluso que la obesidad".

Advertía que Galicia tenía las peores cifras de incidencia de hipertensión, obesidad o actividad física insuficiente en relación con el conjunto de España. Yo diría que también es un problema para las arcas de la Sanidad Pública, pues según la OMS podría tener un coste de 235 millones anuales. A ello habría que sumarle el hecho de que una persona enferma en edad laboral no es productiva.

Al día siguiente, el lunes 9, la prensa se hacía eco de otra noticia: la muerte de un participante en la carrera popular Behobia-San Sebastián -seis son ya los fallecidos en esta prueba desde el año 2000-. El fallecimiento de un deportista haciendo deporte no es nueva. Incluso en los campos de fútbol se están exigiendo desfibriladores como prevención a los paros cardíacos de los futbolistas ante los últimos casos mortales. Y no vamos a comparar el esfuerzo físico de un futbolista con el de un corredor de fondo. El futbolista compite durante 90 minutos intercalando carreras, como máximo de 100 metros, con descansos. En cambio, el corredor de fondo -entre los que están los corredores populares- debe acometer pruebas de 5.000 metros a más de 41 kilómetros en circuitos, en ocasiones, de gran dureza por sus desniveles. Por esa razón no es cuestión de tomárselo en broma. Ante esta situación hay que dejarse aconsejar por médicos y lo primero debe ser someterse a una prueba de esfuerzo. También guiarse por entrenadores responsables que fijen los entrenamientos a seguir, sin olvidar la alimentación apropiada.

Una vez más finalizo repitiendo el consejo realizado hace unos 2.500 años por Hipócrates, aquel médico de la antigua Grecia, para quien la base de la salud era la alimentación sana y el ejercicio. A lo cual yo sumo, ejercicio sí pero con "sentidiño".

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