Acaba de fallecer Carlos Oroza en Vigo. Las palabras se entrelazan en la línea de horizonte para despedir al poeta de "Elencar". Creador de un universo de palabras mágicas, un hábitat donde sonoridad, ritmo, fluidez de la imagen se fusionan en una atmósfera ingrávida.

Hace poco hablábamos de su libro "Évame". Hay libros que parecen un sueño. La poesía-catarsis de Carlos Oroza nos propone un viaje al interior de la palabra, en busca de su resonancia más profunda. Alquimia de la sonoridad. Largas líneas horizontales donde el verso es un paisaje. El infinito al alcance de la mano. Este libro contiene distancias míticas, vibra la reverberación del aura. El chamán de la poesía oral que lleva años seduciendo a varias generaciones con el ritmo encabalgado de sus imágenes, propicia desdoblamientos psicológicos, el latido de la memoria en la experiencia de las emociones.

Un hábitat de estratos repletos de transparencias que avanzan hacia una realidad ingrávida. Las palabras emprenden el vuelo. Oroza en "Évame" nos ofrece una cartografía del alma. Un sortilegio que actúa como un auténtico talismán... Un libro imprescindible, en una edición maravillosa. "Évame".