Se calcula que a finales de año, ya falta poco, el Puerto de Marín superará los dos millones de toneladas. Estos días se ha puesto en marcha, oficialmente el nuevo muelle de fruteros que tiene una línea de atraque de más de 300 metros y un buen calado que para sí la quisieran muchos puertos; El incremento de trabajo en los varaderos de Nodosa es patente y a sus gradas se suben barcos de todos los tamaños como en los mejores tiempos. Todas estas novedades vienen a dar esperanza a este entorno comarcal que tiene su economía basada en el recinto portuario aunque, algunos, ni lo crean, ni lo quieran. Nos queda la espina de la pérdida de gran parte de la economía pesquera y, de la gran flota marinense que faenaba por donde quería antes de la progresiva normatividad impuesta en los distintos caladeros, quedan unos pocos barcos que aún andan por el mundo y otros de menor rango que faenan por los alrededores no sin limitaciones asfixiantes. Pero en el puerto entran ahora barcos mercantes de enormes dimensiones con los contenedores que son la más moderna manera de transporte marítimo y la pesca congelada sigue siendo el referente en cuanto a ocupación laboral. El puerto es nuestra eperanza.
El galpón
