Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Decano del Colegio de Economistas de Pontevedra

Rebajas o promesas electorales

Para el filósofo Habermas, de la Escuela de Frankfurt, la realidad objetiva es única. Las percepciones subjetivas de una misma realidad son tantas como personas la contemplan. En este sentido, cada vez más los debates parlamentarios de la autonomía se parecen a los del Congreso de los Diputados sobre el Estado del Reino de España. Desde el Gobierno se ofrece una visión, en general, optimista de la realidad muy diferente a la que contempla la oposición desde la barrera de la acción política diaria.

Los indicadores económicos más recientes permiten constatar que, desde los inicios de 2014, se ha iniciado una senda de crecimiento de la economía española y, dentro de ella, de la de Galicia; pero todavía de forma muy tenue, particularmente en Galicia. El Gobierno de España ha elaborado unos Presupuestos en base a una previsión de crecimiento de, al menos, el 3 % para 2015. La Xunta, por su parte, prevé un crecimiento de, al menos, el 2 % para el ejercicio en curso que es probable que no se alcance. De acuerdo con los modelos macroeconómicos que manejan ambos gobiernos, los aumentos de recaudación previsibles les van a permitir aflojar un tanto la consolidación fiscal de reducción del déficit público y esto es lo que explica las rebajas fiscales ofrecidas por uno y otro Gobierno.

La fiscalidad, en cualquier país democrático, no es un instrumento de política coyuntural sino de a medio y largo plazo para que sobre todo las empresas e inclusive los particulares puedan planificar sus decisiones económicas que, en general, no maduran hasta pasados 3, 4, 5 o más años.

La seguridad jurídica sobre los costes tributarios de tales decisiones constituye una economía (fiscal) de opción que se pierden con tantos vaivenes, inclusive dentro de un mismo ejercicio económico, como nos ha ocurrido en julio de 2015, en el que se nos han adelantado ciertas rebajas fiscales previstas para ser vigorizadas en 2016. En España, no. La fiscalidad es un instrumento de política coyuntural. Se reforman las leyes tributarias, se modifican año a año e inclusive se adelantan en pleno ejercicio económico. A la vista del Debate sobre el Estado de la Autonomía, parece que la Xunta de Galicia se suma a esta política fiscal, un tanto precipitada, salvo por razones electorales, y con mayores riesgos para las Cuentas de nuestra comunidad autónoma. En España es el consumo privado, que representa un 60 % del Producto Interior Bruto (PIB), el que está tirando de la economía. En Galicia es el sector industrial el que no incrementa su oferta, a precios competitivos, en porcentajes similares a los del crecimiento medio de la economía española.

Los riesgos, pues, de que esta política fiscal acreciente el déficit público, no es solo una opinión de la Comisión Europea. Es también una convicción de los que creemos que la senda de recuperación iniciada es todavía muy tenue, sobre todo en Galicia. La recuperación actual se asienta en elementos coyunturales de escasa sustentabilidad futura: un precio bajo del petróleo en torno a los 50 dólares norteamericanos y en una mayor competitividad exterior de nuestra economía favorecida por una cotización del euro con tendencia a aproximarse a la paridad con el dólar.

Dicho de otra manera, para poder celebrar tantas alegrías como se nos quieren dar a los contribuyentes, sería necesario una política de reformas más ambiciosas: a) una política demográfica a largo plazo que asegure la viabilidad futura del Sistema Público de Pensiones, que no se puede acotar con 100 euros al mes para cada nacido a partir del 1 de enero de 2016; todo un privilegio para los que nazcan después, y no antes, de las 12 uvas del cambio de año; b) la reforma todavía pendiente de las Administraciones Públicas con la consolidación, de una vez por todas, de la descentración del Estado; reforma de las Haciendas Locales; de la Financiación de las Comunidades Autónomas del régimen común, Cataluña incluida; reducción del número de municipios y su adaptación a un país altamente urbanizado y desruralizado... c) incrementos de los salarios, acompasados de la productividad necesaria para mejorar nuestro comercio exterior, pues, en otro caso, no se podrá de asegurar el crecimiento del consumo interno necesario para la deseada consolidación de la recuperación económica incipiente. Todo lo demás no pasa, pues, de ser una traca de feria antes del día y hora de la celebración de que la crisis económica ha quedado atrás de forma más efectiva.

Compartir el artículo

stats