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El nuevo hospital de Vigo o la ceremonia de la confusión

De un tiempo a esta parte estamos asistiendo a un gran revuelo mediático con motivo de la inauguración del nuevo hospital de Vigo que en mi opinión está creando una verdadera ceremonia de la confusión entre los ciudadanos que convivimos en esta ciudad y sus alrededores. Una ceremonia de la confusión alentada y propiciada por diversas fuerzas políticas y sociales -que aún teniendo razón en alguna de sus reivindicaciones- están creando clima de confusión y crispación que en muchos casos resulta no solo desproporcionada, sino tremendamente injusta.

En mi opinión, estas reivindicaciones se centran en la elección de un determinado modelo de financiación hospitalaria. Por un lado, están los que abogan por un modelo de financiación exclusivamente público; y por el otro los que apuestan por una financiación mixta público-privada (o lo que hoy se denomina internacionalmente como el modelo PFI), que es el que se ha aplicado al nuevo hospital y a otros hospitales españoles y europeos. Pero, ¿existe realmente una financiación exclusivamente pública y gratuita para todos los ciudadanos? Evidentemente no, porque la pagamos por adelantado y con nuestros impuestos. ¿Existe una financiación público-privada gratuita? Evidentemente tampoco, porque aunque no se produce un aumento de los impuestos directos y la inversión no se contabiliza como deuda pública, en caso de "quiebra" del sistema los costes para la administración pública serían muy altos ante una operación de rescate.

Con estos antecedentes, cuya discusión podría llenar varias páginas de este periódico, muchos coincidimos en que es esencial profundizar en la transición a un modelo de elección libre, en el que la gestión privada y la pública estudien los beneficios para todos y agilicen y mejoren el servicio compitiendo en calidad. En este contexto llama la atención que en recientes encuestas de población activa más del 90% de los ciudadanos españoles desconocen que exista este doble sistema de financiación, interesándoles más "no quién gestiona sino cómo se gestiona".

Partiendo de estas premisas, necesarias para comprender mejor lo que está ocurriendo con el nuevo hospital de Vigo, me gustaría dar mi opinión sobre las noticias publicadas al respecto acompañadas de algunas reflexiones:

1º- Sobre si el Hospital Alvaro Cunqueiro cumple con las condiciones de impartir "una sanidad pública, universal, equilibrada, gratuita y de calidad", opino que salvo matices y algunos interrogantes expresados anteriormente, en líneas generales sí las cumple. Porque el paciente sabe, o debería saber, que todo aquel ciudadano vigués que pertenezca al sistema público de salud no solo no le va a costar un euro atravesar la puerta del hospital (impuestos directos aparte), sino que va a recibir una asistencia totalmente gratuita en unas condiciones técnicas y humanas realmente notables.

2º- Sobre los desajustes y problemas acaecidos durante el traslado de un hospital a otro, habría que tener muy en cuenta el altísimo coste que supone poner a funcionar al cien por cien, y sin incidencias, áreas tan complejas como las relacionadas con la tecnología de alta cualificación diagnóstica o de especialidades quirúrgicas.

3º- En cuanto a las críticas sobre los desajustes o accidentes de carácter estructural relacionados con la construcción del nuevo hospital, cualquier arquitecto o ingeniero cualificados explicaría que esas incidencias entrarían dentro de un guión lógico por tratarse de una obra arquitectónica de tanta envergadura.

4º En lo referente al tan traído y llevado parking, solo decir que desde que yo me incorporé hace más de 30 años al Hospital Xeral jamás hubo allí un parking gratuito para nadie: ni para el personal sanitario ni para los cientos de pacientes que acudían diariamente al mismo. A lo sumo, algunos se veían obligados a aparcar hasta un kilómetro a la redonda para evitar el sablazo; otros se veían obligados a pagar la zona azul correspondiente; y algunos, como el que suscribe, a pagar un abono mensual de 80 euros en un parking privado. El único que se libraba era el pobre paciente que iba en ambulancia para "aparcar" directamente en urgencias. Sin comentarios.

5º- Aunque sé que para algunos voy a entrar en un tema políticamente incorrecto -no así para los que nos consideramos modestamente liberales- no quisiera finalizar estas reflexiones sin romper una lanza en favor de algunas iniciativas impulsadas por el Sergas a finales de los años 90. Iniciativas que actuaron como un verdadero revulsivo para mejorar las precarias condiciones en las que se encontraba el área sanitaria del sur de Galicia. Proyectos hechos realidad como fueron los desarrollados por el -para algunos denostado- Instituto Galego de Medicina Técnica (Medtec) que siguiendo un modelo parecido al que hoy se denomina internacionalmente como el modelo PFI (financiación privada de iniciativa pública) se adelantó a su tiempo desarrollando en un tiempo record Especialidades Médicas y Quirúrgicas tan importantes como fueron la Unidad de Radiología dotada de sofisticados medios diagnósticos, como fue la instalación de la primera Resonancia Magnética en el hospital que trabajando las 24 horas del día redujo considerablemente la penosa lista de espera. Importante fue también la puesta en marcha en el Hospital de Meixoeiro de la Unidad de Cirugía Cárdio-Vascular y de la Cirugía Intervencionista, que evitó el penoso trasiego de unos pacientes tan problemáticos hacia el hospital Juan Canalejo de A Coruña. Y en lo que a mí me toca, se creó también la Unidad de Radioterapia y de Radiocirugía, que fue la primera que se instaló en Galicia y en el que como responsable del Servicio de Neurocirugía tuve el honor de fundar y compartir junto con un competente equipo multidisciplinar.

A lo largo de estos últimos años, y con el plus que me da el no estar hipotecado a corriente política alguna, FARO DE VIGO ha sido testigo -a través de entrevistas y numerosos artículos de opinión- de mi empeño personal para aportar mi pequeño grano de arena en la defensa de la medicina pública en cualquiera de sus modalidades. Un empeño que ha tenido como único objetivo el tratar de conseguir para nuestra ciudad la mejor medicina posible.

Espero y deseo que el nuevo hospital Alvaro Cunqueiro consiga superar los lógicos obstáculos que conlleva realizar una transición tan problemática y se convierta en poco tiempo en ese hospital tan deseado y soñado por todos durante tantos años. Y lo hago con el convencimiento de que no pasará mucho tiempo para que este hospital se convierta en uno de los más cualificados de España y en un orgullo para todos los que formamos parte de este trozo de Galicia.

*Neurocirujano

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