San Miguel saldrá a la calle un año más esta mañana sujetando fuertemente al diablo bajo sus pies y mostrando la espada con la que dice la tradición que lo traía a raya. Marín conserva la tradición secular de la veneración que los mareantes le tenían allá cuando el mar y sus oficios era otra cosa. Hoy en día la fiesta es un dechado de alegría y juventud porque son los jóvenes y los niños los que danzan ante el Santo y lo hacen para disfrute de los que miramos desde las aceras como lo hemos hecho a lo largo de toda la vida. Es rigurosamente cierto que la danza actual no es como la que bailaban los mareantes, empezando porque, de aquella, solo eran hombres y ahora a los hombres se les unen mujeres y niños. Pero lo es también que hay quien se empeña en echar la vista atrás como si la evolución no fuera igualmente positiva, algo así como ocurre con la fiesta de los maios que, mira por donde, también la organiza Santa Cecilia. Hay mucho cuento en todo esto y mucho "técnico" que se cree en posesión de la única verdad y echan mano a "sus" conocimientos de la tradición sobre la que por ser tradición, hay variaciones importantes que se consolidan con el paso de los años. Lo mejor es que todos disfruten y nos hagan disfrutar.

Gratitud