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El nuevo hospital de Vigo, síntoma de una grave enfermedad

Hace unos días 200.000 personas abarrotaron las calles de Vigo en la mayor manifestación de su historia, en defensa de la sanidad pública y en contra de la privatización y las consiguientes deficiencias del hospital Álvaro Cunqueiro.

No es posible detallar en unas líneas algo tan complejo como la ideación, diseño, financiación y construcción de este hospital. Tampoco dar cuenta del engaño que la nueva dotación representa porque al menos 200.000 personas parecen tenerlo claro. Se trata de unos recortes y un engaño sobradamente conocidos.

Y es además un hospital privado, propiedad de la concesionaria hasta que dentro de 20 años el Sergas finalice el pago del canon, una autentica hipoteca. La ciudadanía de la comarca viguesa soportará estas deficiencias asistenciales, pero todos los ciudadanos de Galicia pagarán durante dos décadas sin saberlo, los 1.378 millones que se estiman será el coste final y que generarán unos enormes beneficios de la empresa concesionaria.

Admitámoslo: es un hospital concebido para el negocio -lo del parking solo es un ejemplo más-, aunque Feijóo añada a la palabra hospital la coletilla de "público". Está casi pensado como un centro comercial que bien podría cambiar su nombre de Álvaro Cunqueiro por el más apropiado de Nelson Rockefeller o el más actual de Donald Trump.

Hace unas semanas la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública presentó una argumentada demanda ante la UE con las irregularidades que posee todo el proceso de concesión del nuevo hospital. Básicamente entienden que el gobierno de Galicia ha sorteado maliciosamente la normativa europea lo que invalidaría a su juicio todo el proceso. El texto de la demanda puede consultarse en http://www.fadsp.org/index.php/sample-sites/manifiestos/1117-denuncia-a-la-comision-europea-de-la-licitacion-del-nuevo-hospital-de-vigo

A mediados de los 90, el entonces secretario de la Consellería de Sanidade que ocupaba Romay Beccaría, promovió en Vigo la creación de una empresa Medtec, que fue el germen de una oposición creciente entre los profesionales que veían la patita del lobo privatizador asomando ya por debajo de la puerta. Hoy el lobo ya ha pegado una patada a la puerta y amenaza a nuestras abuelitas. Conviene recordar que el secretario de la Consellería de Sanidad es el ahora presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

"Hay un momento límite en el que la paciencia deja de ser una virtud".

Edmund Burke

El pasado día 3 cada uno tenía sus razones pero también una indefinible sensación de engaño, de maltrato y de discriminación. En Vigo no tenemos los mismos derechos que el resto de gallegos a un hospital suficiente, bien dotado y público sino que tal como la lejana iniciativa de Medtec demuestra y la del nuevo hospital remacha, en aquí somos sujetos pasivos de todo tipo de experimentos de privatización sanitaria que en otras partes no se aplican. ¿Por qué nuestras dotaciones sanitarias son siempre insuficientes comparadas con las del norte? Nuestras largas listas de espera, las más abultadas de Galicia, son consecuencia del déficit de infraestructuras. ¿Y por qué en el norte los hospitales seguirán siendo públicos mientras los nuestros no? ¿Por qué la consellería nos retira 300.000 usuarios pasando a depender de Santiago? ¿Por qué todos los hospitales cuentan con su laboratorio mientras que Vigo no lo tendrá?

Pero no es únicamente lo del hospital lo que motiva este diagnóstico de grave enfermedad del gobierno gallego, pues no es Vigo quién está enfermo a pesar de la tan incomprensible como intolerable respuesta del presidente Feijóo sugiriendo que 200.000 personas "irresponsables" salieron a la calle por aversión a su gobierno o manipuladas por políticos igualmente "irresponsables". Tal como afirmaba Groucho Marx, en ocasiones "es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente".

Nos llevó a la calle este sentimiento de discriminación, no solo respecto al hospital, sino también por el ataque a Peinador, por el penoso asunto de las cajas de ahorros... agresiones a las que se suman la gratuidad arrancada en la calle a la circunvalación de Rande, circunvalaciones gratuitas que otras ciudades ya poseían. Agresiones como el Área Metropolitana que aspiraba a gobernar Vigo desde Mos... O el último auditorio construido en Galicia tras años de ser nuestra ciudad la única carente de un auditorio público, que desde Cangas a Vilalba, toda villa gallega poseía. O lo que acontece hoy mismo con las dificultades del proyecto de la antigua ETEA.

Son muchas evidencias de que Vigo no obtiene los servicios que por demografía y nivel económico le corresponden, también en lo referido a dependencias administrativas (recuerden el barullo y dificultades para dotar a la comarca viguesa de una Delegación de Tráfico). ¿Por qué el resto de Galicia va consiguiendo sus demandas con solo formularlas, mientras que nosotros debemos conseguirlo con movilizaciones en la calle?

Y sin embargo el mensaje de los lobbies del norte es que en Vigo no paramos de quejarnos y de formular demandas que descalifican como localistas. ¿Localismo? ¿No es acaso localismo el calificativo que se dedica a las demandas viguesas mientras que las de los demás son justas y sensatas necesidades? Simplemente deseamos ser iguales.

Vigo se hizo sí misma sin apoyos, pero ahora que reivindicamos el espacio político, las dotaciones económicas y las infraestructuras que legítimamente nos corresponden y que otros tienen, es acusada de localismo.

Somos una ciudadanía alerta e informada, consciente de sus derechos y del poder que su unidad le confiere; una fuerza que con el liderazgo del que ahora dispone en su ayuntamiento puede iniciar una nueva era de esplendor, beneficiosa para toda Galicia.

Sorprende que la inauguración de un hospital nuevo, muy necesario y muy demandado, en vez de constituir un enorme éxito para los gobernantes se convierta en un motivo de confrontación, de rechazo y en una tragedia política para Feijoo y sus aspiraciones de revalidar su cargo de presidente en las próximas elecciones autonómicas. Cuesta entender el empecinamiento que pone en peligro su carrera política. La capacidad del gobierno de Galicia, de su presidente y del Partido Popular de rectificar su patológico trato a Vigo parecen haber traspasado el punto de no retorno.

*Cardiólogo, miembro de la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública. Coordinador del libro "La sanidad no se vende"

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