Alberto Varela y Tomás Fole inician una vida en paralelo que de momento se sustancia en un acuerdo político de tres años y nueve meses. "Largo me lo fiáis", diría Don Juan.

Y es que en este caso cualquier cita clásica va que ni pintada. La escena del ciego y el Lazarillo con las uvas que uno come de dos en dos y el otro de tres en tres, es la caricatura perfecta de lo que ocurre en Vilagarcía.

Pero también la referencia a Groucho Marx con la que interpreta Jesús López esta cohabitación entre izquierdas y derecha, que nada tiene de marxista.

Lo que ya no juega es esa alusión al BNG en la que dicen aceptar el "sacrificio" de Álvaro Carou que entrará con un sueldo más bajo del que se le había prometido para compensar al número 9 de la lista socialista que se convierte en secretario del alcalde.

Al grano. Lo que se ha repartido son sueldos a diestro y siniestro. Claro está que dentro de la legalidad y sin llegar a las ratios que permite la FEMP, un organismo que establece ciertas conductas municipales. Pero ¿es moral?