No hay peor sordo que el que no quiere oír. Esto pasa con el equipo de gobierno del BNG, con Lores y Bará al frente, por su intención de llenar de "lombos" los alrededores del Hospital Montecelo contra viento y marea. No escuchan ni entienden el clamor ciudadano en favor de una vía sanitaria urbana que agilice las idas y venidas de las ambulancias con la urgencia que requiere su actividad asistencial. Eso tan solo.
Erre que erre, primero Bará y luego Lores, ambos toman por bandera su modelo de ciudad y no atienden a nada ni a nadie que no acate sus proyectos ni aplauda con las orejas sus decisiones a pies juntillas.
Uno tras otro, colectivos bien dispares han dicho por activa y por pasiva que nada tienen contra la idea de mejorar el entorno del hospital, una iniciativa sin duda loable. La oposición se ha reducido por el momento a esa ocurrencia de instalar más "lombos" (y no otro sistema más racional) para calmar el tráfico en Montecelo, cuyo transcurrir diario parece que resulta poco menos que supersónico.
Lo malo de este asunto es que Luís Bará todavía no ha caído en la cuenta de que los pontevedreses no otorgaron al BNG esa mayoría absoluta que creían tener al alcance de su mano. De modo que no pueden hacer lo que les pete, mal que les pese. Tanto por número de concejales, como por número de votos, bastante más de media ciudad no está con ellos. Con mejor talante debían empezar a pensar en gobernar para todos si quieren salvar los muebles.
Pero con parecer muy malo lo anterior, aún peor resulta comprobar que el alcalde Lores, médico de profesión, no recuerda nada de su juramento hipocrático. En caso distinto, entendería muy bien las razones expuestas por los distintos colectivos, dado que son de sentido común hacia los usuarios de las ambulancias, tanto para aliviar dolores como incluso para salvar vidas.
El meollo de la cuestión está en vislumbrar que va a hacer el equipo de gobierno del BNG tras el varapalo plenario a los "lombos" de su proyecto virtual para mejorar el área del Hospital Montecelo, y calibrar la efectividad coercitiva de esa ordenanza de circulación que baraja el PSOE para doblegar la actitud más que previsible de sostenella e no enmendalla de Lores, Bará y cía.
