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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los vecinos

A estas alturas, antes de que el estruendo electoral se vuelva insoportable, debería reflexionarse sobre un dato, extraño pero significativo: la secuencia de acuerdos de hace unas semanas entre los dos grandes partidos gallegos. Cierto que unos llegaron en votación conjunta y otros maquillados con abstenciones, pero en el fondo fueron eso, pactos; y llamaron la atención porque convierten a PP y PSOE no en afines,pero sí en algo más que vecinos y residentes en la Cámara.

La sorpresa se produce también y sobre todo por la propia naturaleza de los acuerdos. Que no son "de Estado", pero tampoco de mera circunstancia, sino de cierto peso; en especial los que se refieren al funcionamiento parlamentario y a la composición de órganos de titularidad institucional. Y, además rompen -de momento- el antidemocrático "cordón sanitario"que la izquierda quiere imponer frente al centroderecha. Un dato interesante.

(Algunos analistas no alineados creen que ese cambio de actitud, sobre todo en parte del PSdeG, viene dado -en lo que dure, que no será mucho: hasta la llegada de la campaña de generales, que la fiabilidad socialista no da para más- por la evidencia de que las coyundas tras el 24-M ya no se asumen por una parte del electorado, cuyo retorno al PP podría cambiar la perspectiva. Y que ya causan, aparte de efecto en los sondeos, crisis internas.)

Sea como y por lo que fuere, hay un par de elementos en lo que ocurre que permiten críticas de mayor envergadura.Sin ir más lejos, la actitud del PP, con el PSOE mirando de reojo, favorable a que se aumenten aún más las subvenciones a los partidos en función de sus resultados en las urnas. O el acuerdo tácito para dejar vacante la plaza gallega del Senado hasta que los socialistas resuelvan el lío de Besteiro.

En este punto conviene insistir en que esos pactos demuestran, además de que son posibles, la nula importancia real que ambos grupos dan a lo del ahorro público o a esa antigualla inservible para todos menos para los que viven de ella que es el Senado.Y ya ni se diga a órganos y Consellos, verbigratia el de la RTVG, donde ingresó gente del equipo del aún secretario xeral socialista para "velar" -con otros enchufados del resto-, "por el interés general".

La moraleja, a quien le plazca deducirla, podría referirse a que todo eso prueba lo bien que los partidos con cuota de poder cuidan -o miman- a algunos de los que les sirven. Y ese catálogo de casos contribuiría a calcular mejor lo que se ahorraría la hucha pública si los puestos otorgados fuesen gratuitos o cuando menos los pagasen los beneficiados y no los ciudadanos en general.

¿Verdad?

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