Desconoce el arriba firmante la capacidad real de decisión que un director general de la marina mercante -el actual y quienes le precedieron- tiene para ordenar lo que se debe hacer en cada momento, pero de forma muy especial, en el caso de un accidente o incidente marítimo.

¿Decide él, per se o, como resulta demasiado habitual, ha de establecerse el órgano colegiado previsto para que la máxima autoridad marítima en estos casos -por debajo del secretario general o ministro de turno- para que se confirme la actuación a seguir?

Uno sabe que era -no sé si es- pretensión de la Dirección General de la marina mercante crear un cuerpo único de intervención que hiciese realidad la existencia de un también mando técnico único. Pero el tiempo que le queda al actual director del organismo no es ya suficiente para que esto se haga realidad. Porque a Rafael Rodríguez Valero le separan pocas semanas de su jubilación y, de no ser así, de su cese al frente del departamento por el final de la legislatura actual.

Ese mando técnico único debería tener plenos poderes en la toma de decisiones y ser independiente o ajeno a cualquier vaivén político en las intervenciones que, necesariamente, habrá de acometer en su mandato. Porque se ha evidenciado en más de una ocasión que hay decisiones que se toman al margen por completo de lo que es profesionalmente recomendable.

El mando técnico único es una herramienta recomendable, útil para cualquier caso de emergencia marítima. Y no estoy seguro de que las decisiones últimamente adoptadas -casos como el del pesquero "Oleg Naydenov" o el "Sorrento"- hayan sido las más adecuadas para salvaguardar los mares y su riqueza medioambiental.

¿Decisión del director general de la marina mercante? ¿Ha sido el órgano colegiado el que optó e hizo cumplir la aplicación de sus criterios en ambos casos?

Rodríguez Valero asumió como una decisión suya la retención en el puerto de Las Palmas y posterior desplazamiento a alta mar del pesquero ruso. No tengo elementos de juicio que permitan desmentir que haya sido así. Pero cualquier sombra que pueda quedar en esta intervención se borraría de inmediato si, como era la pretensión del actual director general de la marina mercante, un mando técnico único pudiera responsabilizarse para bien o para mal, de esa decisión.

Ese mando único, independiente, existe en otros países. En el ámbito de la UE, en el Reino Unido y en Alemania, sin ir más lejos. Y a británicos y alemanes les da resultado. En España podría funcionar del mismo modo, de lograr que los intereses personales, los egoísmos siempre a flor de piel duerman de una vez por todas el sueño de los justos. Que dejen actuar a quienes saben hacerlo, y no a aquellos que acceden a determinados cargos o responsabilidades únicamente por su proximidad a la jefatura de turno.