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Profesora de la Escuela de Turismo de la UDC

Sin perder de vista la calidad

El Instituto Nacional de Estadística publicó recientemente los datos de su informe de coyuntura turística hotelera correspondientes a julio. El sector a nivel nacional incrementó sus cifras de negocio, tanto en ocupación (+5,3%) y facturación por habitación (+8%), como en número de pernoctaciones (+5,9%). En base a estos datos, durante ese mes se registraron 39,8 millones de pernoctaciones en establecimientos hoteleros, un 5,9% más que en julio de 2014. Las cifras ofrecen unos resultados magníficos en todo el país, con un incremento generalizado de las pernoctaciones en hoteles, cualquiera que sea su categoría y el origen del turista (nacionales +7% y extranjeros +5,3%). Estos datos reflejan un incremento del 3,9% respecto al mismo período de 2014.

En el análisis de nuestra Comunidad podemos observar que el turismo, aun siendo un dinamizador fundamental de la recuperación económica, debe corregir debilidades y potenciar fortalezas. Entre las debilidades se encuentran la escasa capacidad para conseguir estancias más prolongadas (los turistas se quedan solo 1,8 días) y la escasa rentabilidad de los hoteles gallegos, que es la más baja de España. En el primer semestre de 2015 los hoteles gallegos aumentaron los ingresos medios por habitación disponible -índice RevPAR- un 12,5%, el mayor incremento desde 2009. No obstante, la rentabilidad continúa siendo muy baja comparativamente con otras zonas. Así, mientras que el beneficio del hostelero gallego se situó en la primera mitad del 2015 en 15,2 euros/hab (previo a la crisis 19,2) el de Canarias obtiene 65,9. Sin embargo, nuestra industria turística debe orientarse a potenciar sus activos particulares, entre los que no se encuentran períodos prolongados soleados, como así ocurre en el archipiélago canario o zonas del sur de España, pero sí otros que permitirían mejorar los datos, sobre todo el incremento en el tiempo de estancia.

No obstante, conviene reseñar que situaciones que son beneficios circunstanciales en otras zonas de la península, como el incremento de turistas "de sol y playa" derivado como consecuencia de la inestabilidad política y social y actos de terrorismo en otros países del Mediterráneo, a Galicia apenas le afectan porque el perfil del turista que nos visita es diferente. Esto debiera ser visto como una oportunidad para disminuir la estacionalidad. Dejando a un margen el incremento en el número de turistas en la época estival, nuestra oferta debería potenciar nuestras singularidades. El turista que visita nuestra tierra busca naturaleza, patrimonio, gastronomía, enoturismo, termalismo, turismo deportivo, urbano? sin olvidarnos de nuestro buque insignia, que recorre como columna vertebral nuestro territorio, el Camino de Santiago.

El turismo puede ser considerado como un consumible inmediato. La calidad en la prestación de sus servicios determina en la mayoría de los casos la imagen y el grado de satisfacción que los turistas se llevan del destino escogido, provocando su deseo de repetir o no la experiencia. Es lo que se denomina fidelizar al turista a un destino; esto es básico para la industria turística gallega. Nuestra tierra posee atractivo suficiente para que una vez que se visita se desee volver. Por ello, es importante tener claros los objetivos, centrar las estrategias y desarrollarlas conjunta y adecuadamente. Hay que trabajar por y para la calidad, en pro de la excelencia asentada en la diferencialidad de nuestros recursos y productos y del detalle con el que deberían ofertarse. Resulta imprescindible apostar por la innovación de un modo decidido, abandonando el modelo de la cultura de estancamiento; hay que trabajar en formulas que permitan fomentar el incremento del gasto dejando a un lado la vanagloria del aumento numérico de turistas que, por sí solo, supone en muchos casos gasto de recursos pero no beneficio. Con este fin, las empresas y asociaciones empresariales deberían trabajar conjuntamente con los institutos tecnológicos, universidades y otros centros formativos, dejando el papel de la Administración como coordinadora y conductora de estrategias asentadas en el conocimiento y asesoramiento técnico especializado.

El peso del sector turístico en nuestra economía es ineludible, igual que lo es su efecto multiplicador, tanto en las actividades directamente vinculadas a la industria turísticas como a la cadena de sectores que se ven beneficiados por ella; el comercio, la artesanía, la agricultura, la ganadería... Pero el turismo no es únicamente economía y empleo es imagen y proyección es marca, es lo que mejor nos vende, por ello, Galicia para crecer debe de ofertarse como una marca global y un destino único en el que se sume toda la diversidad que la conforma.

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