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El antihéroe que deslumbró a medio mundo

El gran antihéroe que deslumbró a medio mundo; una singular versión de "el pupas" entre los navegantes más extraordinarios del siglo XVI puesto que casi nunca acabó bien sus increíbles gestas. Así fue Sarmiento de Gamboa cuya proverbial mala suerte probablemente contribuyó a engrandecer más su leyenda.

Amancio Landín todavía se confiesa setenta años después un tanto abrumado por el eco tan grande que alcanzó su biografía del navegante pontevedrés. De los lugares más lejanos obtuvo retornos sorprendentes de personas muy interesadas por el navegante pontevedrés.

Del emigrante a Valparaiso y agente de seguros en Punta Arenas, Jesús Veiga Alonso; hasta el diplomático José Miguel Barros Franco, embajador de Chile en países tan importantes como Francia o Estados Unidos. La obra de Landín sobre la figura de Sarmiento de Gamboa resultó decisiva para la hazaña que consumó el primero y para el libro del segundo que redondeó su biografía medio siglo después.

El porriñés Veiga Alonso realizó una tarea patriótica en la localización del asentamiento exacto de la Ciudad del Rey Don Felipe. No paró hasta que en 1958 dio, al fin, con algunos esqueletos de aquellos desventurados hombres que Gamboa dejó junto al estrecho de Magallanes y que murieron de hambre al quedarse sin provisiones por mantener a raya al terrible pirata Francis Drake. De ahí su denominación popular de Puerto del Hambre. Luego Jesús Veiga honró su memoria al promover un monumento en forma de dolmen gallego.

Cuando Veiga Alonso pasó por Madrid para agradecerle su ayuda en la localización del rastro adecuado, Amancio Landín contó la gesta de aquel republicano a su jefe, el ministro de Marina. La historia conmovió tanto a Pedro Nieto Antúnez que pidió y obtuvo de un consejo de ministros de Franco la concesión de la Cruz del Mérito Naval de Segunda Clase para Jesús Veiga.

Por su parte, el embajador chileno José Miguel Barros mantuvo una intensa correspondencia con Landín, tras confesarse entre deslumbrado y obsesionado por la figura de Sarmiento.

En su largo peregrinar de uno al otro confín como embajador de su país, no perdió su interés por Gamboa en ningún momento. Y en París obtuvo su recompensa al hallar un documento de gran valor hasta entonces inédito.

Después de treinta años, treinta, de pacientes y tenaces investigaciones, Barros Franco escribió un libro titulado "Pedro Sarmiento de Gamboa: avatares de un caballero de Galicia". El autor encomendó su publicación al Museo de Pontevedra en 2004, cuando tal institución realizaba con tino esa loable tarea, como gesto de deferencia a la institución por su cálida acogida y también a la patria del navegante.

Precisamente Carlos Valle firmó el prólogo y casi dio por cerrada la biografía inacabada del navegante pontevedrés más famoso de todos los tiempos, con permiso de Cristóbal Colón.

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