La plaza de España se ha convertido por fin en un espacio urbano digno de una ciudad como Vilagarcía.

La obra es más un lavado de cara que un proyecto arquitectónico pero era necesario pues tanto la peatonalización como el saneamiento eran urgentes.

El mérito no es del PP que gobernó antes ni del PSOE al que le toca ahora. Es una obra fruto de la vorágine electoral y por tanto el resultado del 24-M.

Es por tanto un mérito de los vecinos a los que había que convencer de algún modo para que acudiesen a las urnas.

Tantas veces se ha hablado del olvido del rural que defender un espacio urbano como éste podría parecer un sacrilegio.

Pero, en absoluto. La plaza de España es el corazón de la ciudad y se había convertido en un gueto que en vez de atraer, repelía. De hecho ni siquiera hay constancia del número de veces que ha sido necesaria su desinsectación.

Ahora, la ciudad recupera este espectacular espacio y además no solo en mejores condiciones sino que es más amplio.

Queda cuidarlo para que se convierta en uno de los polos de atracción de la ciudad. Los peatones se lo merecen y también los vecinos y como no, los comerciantes que han soportado de forma estoica siete meses de interminables obras.

Vilagarcía puede presumir de nuevo de un entorno que ha sido creado hace un siglo cuando había esa concepción urbana en la que el diseño de la ciudad empezaba a preocupar.

Ahora solo queda disfrutar de este emblemático lugar y que recupere su pulso,