Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El rey del circo

Alexis Tsipras intenta lograr la maniobra política más fabulosa que pueda imaginarse. Pretende aprovechar la situación más crítica por la que puede pasar un país para dejar de ser un presidente del Gobierno elegido por los pelos con una fuerte oposición dentro de su propia coalición a convertirse en el eje de la política griega con un respaldo abrumador.

Por el camino ha tenido que hundir aún más la economía de su país y poner patas arriba a la zona euro. Además, como si fuese un gran mago circense, Tsipras quiere hacer este fabuloso viaje sin despeinarse, sin moverse de la casilla de salida. Aceptando las mismas condiciones que aparentemente le indignaron tanto hace un par de semanas y que le obligaban a romper con todo. Las mismas que la gran mayoría de los griegos rechazaron hace unos días de forma abrumadora en referéndum, tal y como él les había pedido.

Europa le reclamaba una subida del IVA. Y ahora ofrece esa misma subida. Bruselas quería que las islas pagasen el mismo IVA que el continente y ahí Tsipras pide una pequeña cesión, que se deje el impuesto rebajado en las "más remotas". Atenas también admite elevar el impuesto de sociedades del 26 al 28% y, si no fuese suficiente, al 29%.

Con respecto a las pensiones, reconoce que el sistema actual es insostenible y subirá la edad de retiro a los 67 años y congelará las prestaciones hasta 2022. Lo que le pedían hace quince días. También encaja las privatizaciones y el control de la corrupción. Eso sí, solo acepta recortar cien millones en el presupuesto de Defensa frente a los 400 que le pedía la UE.

Si Tsipras consigue que sus ciudadanos acepten esta pirueta para acabar en el mismo sitio, habrá que descubrirse ante su genio político. Aunque, eso sí, no dejará de ser una genialidad empleada en su propio beneficio. No en el de los griegos.

Compartir el artículo

stats