Cuando el Hostal Rías Bajas entró en funcionamiento sin hacer mucho ruido, el Parador de Turismo cumplía una década de actividad en Pontevedra y estaba plenamente consolidado. Otro tanto ocurría con el Hotel Universo, que contaba con su popular boite y su concurrido parque de verano en la calle Sagasta.
Los tres establecimientos conformaron una oferta más que satisfactoria para las necesidades de alojamiento de una ciudad en crecimiento, cuyo atractivo turístico empezaba a despuntar, y compitieron a cara de perro por captar una clientela variopinta.
A grandes rasgos, el Parador se llevaba la palma con el turismo más internacional gracias al apoyo de la red nacional. El Universo gozaba una clientela más cosmopolita y tenía mucho predicamento en el país vecino. El Hostal se dispuso a hacerse un hueco entre ambos como tercero en discordia, y logró su objetivo en detrimento del Universo que al fin y a la postre murió de éxito.
Con el Pontevedra FC en primera división, la acogida de los equipos que visitaban Pasarón aportaba popularidad y pedigrí al hotel de referencia para su estancia. El Real Madrid se alojó allí, pero no el Barcelona. Otro tanto ocurría con los artistas, cantantes y toreros, que atraían como moscas a jaraneros, fans y curiosos.
El grupo Hombres G protagonizó el alboroto más sonado de la historia del Hostal Rías Bajas. La aglomeración formada a punto estuvo de llevarse por delante las puertas de cristal y se requirió la presencia de la policía para controlar la situación. David Summers y compañía salieron del hotel por la puerta de servicio para librarse de sus alteradas fans pontevedresas.
