Una apuesta firme y decidida por el boom del turismo como negocio en alza estuvo detrás del Hostal Rías Bajas, que no nació por casualidad en pleno Año Santo Jacobeo. Esa firme convicción que mostró Matías de Cabo Briones, hasta entonces un referente en ultramarinos y coloniales de esta ciudad, tenía su riesgo cuando dio el salto sin red a un sector que desconocía por completo.
A pesar de esa bisoñez, De Cabo se preparó a conciencia y mostró unas ideas muy claras de que era lo que quería hacer con su establecimiento y cómo pensaba que debía acometerse la promoción del turismo en Galicia. Sus primeras reflexiones con motivo de la presentación en sociedad del Hostal resultaron harto elocuentes.
Su primer anhelo fue posicionar su nuevo establecimiento entre las agencias turísticas y sus redes mayoristas, con un ojo puesto en Portugal. También se manifestó a favor de una promoción sostenida del sector mediante una implicación conjunta de la administración pública y de la iniciativa privada. Para impulsar esa labor dio ejemplo de entrada con una disponibilidad de guías e intérpretes para encauzar las visitas de sus clientes y ofrecer una atención esmerada.
Matías de Cabo expresó su convencimiento de que la temporada alta debía alargarse el máximo tiempo posible por medio de una multiplicación de atractivos y una flexibilización de los precios.
Ante el slogan colgado a Pontevedra entonces como "Capital de las Rías Bajas, donde el Atlántico duerme", comentó como mucha agudeza que "no puede confundirse el sueño con la tranquilidad, que son dos cosas bien distintas".
