Los griegos hacen colas delante de los cajeros de los bancos para poder retirar su dinero y los vecinos de Cangas las hicieron hace dos meses para poder distrutar de los servicios de la nueva piscina cubierta que ahora, de un día para otro, se cierra. Bien es cierto que la decisión del gobierno local de Cangas, de cerrar la piscina, acuciado por los problemas económicos de las arcas municipales, es provisional por un mes, pero no hay dudas qeu a la piscina le ponen el candado en una decisión que afectará a cientos de vecinos que pagan sus impuestos religiosamente. A los políticos hay que exigirles, al menos aquello de "Santa Rita, rita, rita rita, lo que se da no se quita".
