No sé cómo terminará el pulso del gobierno griego con sus acreedores pero difícilmente el primer ministro Alexis Tsipras podía haber encontrado peor negociador que Yanis Varoufakis. Empezando por las formas. No se recuerda en la UE ministro de economía tan soberbio y de maneras y poses tan poco adaptadas a las costumbres de la casa como Varoufakis. Por supuesto, tiene todo el derecho del mundo a ir a las reuniones en plan rocker imitando a Bruce Willis, sin corbata y con las solapas de la chaqueta Armani levantadas. Y no menor es su derecho a exhibir en la prensa internacional su magnífico ático ateniense adornado con la despampanante esposa alemana y la mesa servida como le hubiese gustado a Onassis. Pero hay derechos que se pagan. Sobre todo si en las negociaciones se sienta, en silla de ruedas, Wolfgang Schäuble, austero, convencional y poco dado a exhibicionismos mundanos.

Varoufakis, siendo matemático y catedrático de Teoría de juegos (TdeJ) en una universidad británica parecía -aparente y teóricamente- la persona ideal para levantar una estrategia ganadora. En efecto, la TdeJ es una colección de conceptos y modelos matemáticos relacionados con la decisión o comportamiento racional de los agentes, en situaciones estratégicas, implicados en un juego. Es decir, en situaciones en las que las decisiones de un agente racional dependen de cómo entiende que los otros participantes se comportarán sabiendo que encaran un proceso decisorio igualmente racional. Los agentes del juego anticipan las estrategias o decisiones de los otros jugadores. Eso en teoría. En la realidad, la TdeJ tiene muy poca aplicación práctica. Frecuentemente, lo que encontramos en la literatura de la TdeJ no pasa del culto a la trivialidad con soluciones técnicas sin capacidad predictiva.

Desmitificación de la TdeJ

Ariel Rubinstein -también matemático y especialista de la TdeJ- publicó en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, en versión inglesa, un artículo gozosamente desmitificador (http://www.faz.net/aktuell/feuilleton/debatten/game-theory-how-game-theory-will-solve-the-problems-of-the-euro-bloc-and-stop-iranian-nukes-12130407.html).

Los campos en los que se utiliza teóricamente la TdeJ van más allá de la economía (ciencias políticas, filosofía, biología, inteligencia artificial, etc.). Por lo que respecta a la economía, la TdeJ es interesante para comprender la complejidad de los procesos de decisión entre agentes racionales. No obstante, Rubinstein aclara que la vocación de la TdeJ no es ser operativa por cuanto no pretende revestirse de las características de una ciencia empírica. Su objetivo no es estudiar cómo la gente se comporta realmente en la práctica. Después de haberse dedicado profesionalmente cuarenta años a la enseñanza e investigación de la TdeJ, Rubinstein confiesa haber sido incapaz de encontrar una sola aplicación a problemas corrientes de la vida de todos los días.

En cierta medida, el status práctico de la TdeJ es similar al de la lógica. A un juez o a un policía le resultaría de poca ayuda la lógica formal para esclarecer un caso. Y de ser así habría que sustituir a policías y jueces por lógicos profesionales. Por parecidas razones, un especialista de TdeJ no tiene por qué ser buen consejero en estrategia empresarial o política. Véase, Varoufakis.

El juego del PP

Un caso polar al de Varoufakis es el del Partido Popular. Tengo claro que, dentro del euro, este Gobierno aplicó la política económica mejor adaptada a la situación que cabía aplicar. Los resultados han sido espectaculares aunque ande algún listo por ahí diciendo que el presidente Rajoy pasará a la Historia por haber dejado que a España la interviniera el FMI. Mentira. A España la intervinieron el día que Obama telefoneó a Zapatero para conminarle a cambiar de política económica.

No obstante, el PP ha fracasado estrepitosamente en las formas, hasta cierto punto insultantes para con los sectores sociales más desprotegidos frente a las dificultades económicas. No me refiero a la corrupción, no la creo exclusiva de los populares, de la que ningún país, ni la muy virtuosa Alemania, está exento. Me refiero a esos aires de derecha marbellí y postinera que se dan buena parte de sus militantes. La derecha de antes era otra cosa, más seria y austera, menos dada a los saraos y a la ostentación. Una derecha que se jactaba de no tener coche ni abrigo como un director del Instituto de Estudios Fiscales que conocí.

Erróneamente, algunos estrategas del PP creen que las próximas elecciones son una aplicación práctica de la TdeJ en las que el votante racional tiene interés en votarles por cuanto con el Gobierno socialista las cosas empezaron bien pero acabaron mal y con el actual empezaron mal y acaban bien. Este planteamiento es un enorme error ya que ignora en qué consiste la verdadera racionalidad de las personas.

Racionalidad del Homo-sapiens

En la TdeJ un agente/actor/jugador (individuo, empresa, institución, país, etc.) toma decisiones lógicamente coherentes y consistentes buscando el beneficio propio a partir de las decisiones que toman los otros jugadores asimismo racionalmente. Sin embargo, la racionalidad es el punto débil de la TdeJ. En la vida, los agentes no son lógicos, son ideológicos y sicológicos. Dicho de otra forma, la racionalidad del Homo-economicus no es la misma que la del Homo-sapiens. En la práctica, las decisiones no se toman en función de cálculos de optimización racional como el que supone la TdeJ sino que están basadas en factores de equidad, sicológicos, emocionales, ideológicos, cognitivos, etc., que previamente enmarcan y condicionan el proceso decisorio. Por ejemplo, en el Juego del ultimátum las soluciones alejadas de la equidad no se verifican empíricamente.

Existen múltiples contraejemplos de la capacidad predictiva de la TdeJ. Verbigracia, el Dilema del viajero (Traveler's dilema) o el Concurso de belleza de Keynes (o su versión Guess 2/3 of the Average) en las pruebas experimentales los resultados desvían fuertemente de la predicción teórica del juego incluso si en ambos casos se puede probar que se alcanza un equilibrio de Nash (el genio esquizofrénico recientemente fallecido). Es cierto que la experimentación no invalida el concepto de equilibrio de Nash pero la paradoja de la racionalidad se observa también en otras situaciones experimentales como el Dilema del prisionero o el Juego del ciempiés. Peor aun, resulta irónico que las decisiones tomadas siguiendo la estricta ortodoxia lógica de la TdeJ conduzcan a soluciones menos remuneradas que si se toman decisiones ilógicas o ingenuas. La paradoja de Newcomb es espectacular y constituye uno de los retos más difíciles en relación con la racionalidad de la TdeJ.

Del mal uso de la TdeJ hay ejemplos a patadas. Clara Ponsatí es una economista catalana, independentista, especialista en TdeJ. Publicó un artículo en La Vanguardia (23/11/2012) -"Beneficios, costes y teoría de juegos"- en el que desarrollaba una argumentación que muestra a las claras el cacao mental del que hacen gala quienes aplican la TdeJ sin discernimiento, contrariamente a Rubinstein. Según Ponsatí, la mayoría de los catalanes prefieren la independencia para no sufrir el expolio fiscal que les impone el Estado español. Ahora bien, les preocupa quedar fuera de la UE por un veto de España; en ese caso, la independencia unilateral, no negociada, no les interesa. Ponsatí propone analizar la situación con la lógica de las interacciones estratégicas que proporciona la TdeJ. La conclusión a la que llega es que como para España también sería costoso que Cataluña permaneciera fuera de la UE, la decisión lógicamente coherente de Madrid -ante el hecho consumado de la independencia- utilizando la racionalidad de la TdeJ sería no oponerse al ingreso de Cataluña en la UE. En resumidas cuentas, los catalanes deben votar por la independencia habida cuenta que la amenaza de España no es creíble. Ya ven ustedes las suntuosas burradas que se artillan con la racionalidad de la TdeJ en mano.

El dislate de Ponsatí tuvo mucho éxito entre los independentistas -siempre agarrándose a clavos ardiendo- y poco después Jordi Galí se descolgó con un artículo en El País en el que daba por hecho que Cataluña independizada seguiría en el euro bajo el paraguas protector del BCE. Desgraciadamente para él y para su causa se le cruzó en el camino la lógica demoledora, por realista, de Ángel de la Fuente que en una réplica en el mismo diario lo descendió en fuego.

En fin, Varoufakis, estrategas del PP, estrategas independentistas, parece que todos han caído de un pino. De cabeza, claro.

Para terminar, señalo que en más de una ocasión leí que la Teoría de juegos nació en las mesas de póker de Princeton como consecuencia de la afición de Von Neumann y Morgenstern a las cartas. No es cierto, los trabajos seminales son de la autoría del matemático francés Émile Borel, uno de los mejores de su tiempo. Incluso hay quien le atribuye una paternidad anterior a Louis Bachelier por su Théorie mathématique du jeux (1901). En cualquier caso, el matemático francés Jean Ville simplificó y extendió el teorema de Von Neumann a variables continuas. Rigurosamente, en una nota aclaratoria de su libro Applications de la Théorie des Probabilités aux Jeux de Hasard (1938), Borel precisó que las aplicaciones prácticas del teorema a los juegos de azar eran ilusorias.

*Economista y matemático