Desde que se empezó a conseguir del Puerto la cesión de terrenos, Marín empezó a contar con una zona de aparcamiento que se fue ampliando considerablemente con cada retranqueo de la valla. Realmente, dedicar esas superficies a poner coches es una pena porque la situación de las explanadas merecería otro tratamiento para ofrecer zonas verdes y de esparcimiento bien ideadas y funcionales. No obstante, tener más de 230 plazas de aparcemiento gratuito en el centro del pueblo es digno de mérito porque no encuentro yo ninguna otra villa del entorno con semejante facilidad. Ahora aseguran que se pasará a más de 340 con lo que decir que en Marín no hay donde aparcar no dejará de ser, cuando menos injusto. Hay muchas voces que piden casi a gritos el aparcamiento subterráneo, y cuanto antes mejor, y hacen bien porque meter los coches debajo del piso es bueno porque nos dejará toda la zona para disfrutar sin coches que molesten. ¡Ah! Pero hay que pensar que entonces el aparcamiento no será gratuito; habrá que pagar por minutos y con toda seguridad desaparecerà el aestacionamiento en superficie porque las empresas de aparcamientos no son tontas. No sé si compensa.