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El meollo

La plaza del Hospital

El meollo de la cuestión está en adivinar si la primera peatonalización del quinto mandato consecutivo del alcalde Lores al frente del Ayuntamiento de Pontevedra estará a la altura de tan alto honor, o si por el contrario derivará en una chapuza semejante al cruce de Benito Corbal con Daniel de la Sota, resuelto de aquella manera después de tres intentos para encontrar una pavimentación adecuada.

Dentro del proceso de peatonalización de la ciudad, la liberalización proyectada en Loureiro Crespo, a lo largo de la fachada y ajardinamiento del Hospital Provincial resulta una iniciativa sin duda acertada y loable.

Esta obra que la corporación saliente deja lista para su adjudicación por la corporación entrante, parece un poco la guinda de la parte del equipo de gobierno del BNG a las mejoras impulsadas por la otra parte del equipo de gobierno del PSOE en las calles adyacentes, aunque sin coordinación alguna.

El conjunto de la reforma ayudará a maquillar la peor cara de una zona urbana muy habitada y también frecuentada por razones obvias. Pero ya veremos la cara que ofrece esa pavimentación a base de losetas, hormigón y granito que anunció Luis Bará en la presentación del proyecto.

Una verdadera lástima resulta que el proyecto en cuestión no pudiera afrontarse de una manera más ambiciosa, y naturalmente mucho más costosa también, con la configuración de una plaza entroncada en el ajardinamiento del Hospital Provincial y viceversa.

Con el proyecto de un nuevo hospital en el aire, más en el papel que sobre el terreno, supongo que una negociación entre el Sergas-Consellería de Sanidad y el Ayuntamiento de Pontevedra para tal fin, no solo resultaría imposible, sino también impensable, a juzgar por el propio lío que afecta al aparcamiento anexo al Hospital. Pero habría estado muy bien.

Esa configuración de la entrada del centro sanitario con sus rampas de llegada y salida de vehículos, unos jardines que no lo parecen y distan de merecer tal denominación, y la escultura en honor de Manuel Barreiro Cabanelas, aquel gran benefactor que merecería cuando menos una visualización mejor, todo el conjunto, en fin, no tiene ninguna razón de ser en su configuración actual. A gritos pide una remodelación.

Y mucho menos su estética tendrá sentido alguno mañana con la peatonalización del lugar en forma de plaza pública.

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