¿El fin justifica los medios? La maquiavélica pregunta deberían formulársela Rueda, Aragunde, Fátima Abal, Víctor Caamaño. No todo vale en política ni en cualquier otro aspecto vital.

José Ramón Abal, ese joven desobediente en paro y que vive en casa de sus padres a sus 35 años, no debería ser objeto de deseo para nadie.

Es más, debería ser repudiado por su comportamiento aunque cuente con los votos de poco más de 400 cambadeses.

Pactar con el diablo suele ocasionar más problemas que beneficios, incluso a corto plazo. Rueda debió convocar a los partidos serios, aquellos que tienen ideología, trayectoria y presumen de honestidad, para un acuerdo tácito de gobierno en Cambados.

Cierto que el fiel le correspondería a Cambados Pode, pero en este caso parece mejor lanzar una moneda al aire o repartirse el mando por años.