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Secretario comarcal de UGT en Pontevedra

¿Alguien tiene intención de echar una mano?

Incentivar la actividad empresarial tiene una consecuencia inmediata, la activación del mercado del trabajo, bien tan preciado en éste y cualquier otro tiempo. Y en esa incentivación el empresario, versus emprendedor en términos "políticamente más correctos", no busca hoy la subvención ni la regalía, se conforma con algo tan sencillo como una burocracia ágil, sencilla, rápida y, sobre todo eficaz.

A las puertas de un nuevo proceso electoral, los distintos grupos políticos tienen una oportunidad de oro de "echar una mano" a la actividad económica de nuestro entorno más inmediato. No se les pide grandes esfuerzos, bastará con facilitar y allanar el camino y, si de paso, también se le pone buena cara, se le sonríe, ? a las iniciativas empresariales, estas se producirán y se "acercarán".

Pontevedra tiene que eliminar los dos rombos que con excesiva frecuencia se suele colocar a muchas "carteleras"-proyectos empresariales-. Y Pontevedra somos todos, gobernantes y gobernados, empresarios y trabajadores, y, por supuesto, también los desempleados, que todos pretendemos dejen de serlo y cuanto antes.

La mejora del medio urbano y de la vida de las personas tiene que mantenerse irremediablemente en los parámetros de la vieja regla de los tres ochos, trabajo, ocio y descanso. Esta teoría se basa en el principio de mantener un equilibrio fisiológico y psicológico, a nivel personal y social, que nos permita seguir funcionando en una sociedad cada vez más exigente con todo y con todos. No puede fallar ninguno de los tres tiempos, si lo hiciera, nos encontraríamos con una sociedad fallida.

Hoy los núcleos urbanos pueden y deben equilibrar aspectos medioambientales, económicos y sociales en los distintos niveles y sin ningún tipo de traumas para la sociedad. Es perfectamente compatible mejorar el entorno urbano desde un punto de vista físico como socioeconómico. La armonía suele situarse en puntos intermedios, muy lejanos de los extremos, no ya utópicos ni ilusorios, sino en ocasiones tan irreales y sin sentido que lejos de aportar destruyen, con o sin intención, una parte muy importante del equilibrio de nuestra sociedad.

Se ha venido hablando de la gran crisis, pero realmente lo que estamos viviendo es un profundo cambio de nuestra sociedad, en lo económico y en lo social. Fuertes modificaciones en las estructuras financieras, en las relaciones humanas, en el conocimiento? Los cimientos de la sociedad son quizás los mismos pero, encima de estos, la estructura que se está edificando lo es con materiales y diseños mucho más sofisticados, en definitiva más adaptados a este cambio que no se justifica, precisamente, en la sustitución de viejos modelos estáticos por otros nuevos. Hoy cambio es movimiento.

Nuestra sociedad pontevedresa, nuestro entorno tiene, como cualquier otro, que subirse a ese cambio; el no hacerlo tendría una única consecuencia, quedarnos al margen de todo. Me viene al recuerdo en éste punto una frase que hace algún tiempo le escuché al profesor Eduardo Punset en cuanto a la necesidad de "apearse de las convicciones inamovibles, porque sin cambiar de opinión no podrá adaptarse al destino que las innovaciones tecnológicas ya han cambiado".

Pontevedra tiene, de una vez por todas, que afrontar y apostar por un presente, que ya se escurre, y por un futuro donde puedan convivir en equilibrio las distintas estructuras económicas, las que se están modificando y las que tienen que venir.

Todos los tiempos son compatibles.

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