Opinión | Presidente del Colegio de Médicos de Pontevedra
LUIS CAMPOS VILLARINO
Forzados a jubilarse
La jubilación forzosa de los profesionales médicos es una medida que descapitaliza al Servicio Gallego de Salud, privándole del ejercicio de facultativos de reconocido prestigio, quienes, a lo largo de una impoluta carrera acumulan, llegada su madurez, méritos suficientes de reconocimiento profesional.
Este reconocimiento está acreditado por su gran experiencia clínica, responsabilidad en sociedades científicas, comisiones nacionales de la especialidad, tribunales médicos, tutorías de formación MIR, comités de redacción de revistas científicas, coordinación de ensayos clínicos, proyectos de investigación promovidos por el Instituto Carlos III, dirección de tesis doctorales y un largo etcétera.
Para nada es nuevo reconocer la sabiduría y el conocimiento basado en la experiencia. En el texto de "examen de ingenios para las ciencias del siglo XVI" ya se decía que "los médicos racionales y experimentados, los cuales avisan por escrito de lo que ellos hallaron en el discurso de su vida, para que de unas cosas usen los médicos nuevos con seguridad, y de otras se guarden por ser venenosas".
Desde la perspectiva de los Colegios Profesionales es difícil entender los criterios que, al amparo de órdenes reguladoras para la prolongación en el servicio activo del personal funcionario y estatutario del SERGAS y, con respecto a las jubilaciones de los facultativos, se vienen aplicando. Salvo, claro está, que la toma de decisiones se valore en clave economicista y dentro de una política marcada por los continuos recortes en el sector sanitario público establecidos al amparo del RD 16/2012.
Existen poderosas razones de demografía médica en Galicia que justifican la prolongación en el servicio activo de los profesionales que, habiendo alcanzado la edad de 65 años son jubilados. La principal es que, en los próximos tres años, aproximadamente el 12% de los médicos que ejercen en el sistema público de salud van alcanzar la edad de jubilación; y el recambio generacional no está garantizado por el número de profesionales que ingresan fruto de la aplicación de la tasa de reposición. Tasa que, hasta este año, era del 10%, anunciando la Administración su revisión al alza hasta el 50% para 2015, algo que todavía está por ver.
En este escenario, la política de jubilaciones está produciendo una disminución del número de médicos ejercientes, médicos con elevada experiencia clínica y contrastada capacidad científica; a la vez, no se produce su sustitución en términos reales por profesionales jóvenes que, teóricamente, deberían acceder al sistema. Y que, como reflejan los datos de la encuesta demográfica publicada por la O.M.C., se ven obligados a emigrar para trabajar en otros países de la Unión Europea. Eso sí, tras asumir los presupuestos generales el Estado el elevado coste de su formación.
Se ha demostrado a lo largo del tiempo que la fortaleza de nuestro sistema de salud se sustenta, entre otros pilares, en la calidad formativa de sus recursos humanos. Por lo que es de sentido común que, para evitar su deterioro, se promuevan políticas tendentes a garantizar y fidelizar a los profesionales que, en condiciones óptimas de ejercicio, puedan contribuir a ello. Añadiendo, como valor, la necesaria equidad que debe prevalecer en el Sistema Nacional de Salud; algo a lo que precisamente no contribuyen las decisiones que sobre la prolongación del servicio activo de los profesionales se vienen tomando en Galicia.
Los médicos no entendemos las razones que llevan a la Administración a publicar una normativa que contiene los requisitos para solicitar la prolongación del servicio activo cuando, de forma sistemática y con puntuales excepciones, deniegan las peticiones presentadas y, en la mayoría de los casos, se obtiene el silencio Administrativo por respuesta. Esto pone en solfa los criterios que, teóricamente, se deben tener en cuenta para su concesión, como son: la competencia profesional -evaluada en el desempeño de la actividad médica- y la capacidad psicofísica del profesional, regulados debidamente en la orden y que pueden ser apoyados con herramientas Colegiales como la evaluación periódica del profesional. El otro factor a tener en cuenta y principal, son las razones organizativas derivadas de la planificación del empleo público, lo que sin duda y en estos tiempos de continuos recortes sirve de coartada para la denegación de las solicitudes.
Decía Aristóteles que "la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica", asuman los responsables la premisa y consideren lo expuesto, eviten la negación y no hagan del silencio la respuesta.
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