Opinión | La semana de A Ferrería

MARIO PAZOS

Ence y la medalla de Patán

El candidato del PP a las municipales, Jacobo Moreira, deshojó la margarita sobre su apoyo a la continuidad de Ence en Lourizán y le ha salido, si. No es nada extraordinario este posicionamiento, ya que es el que ha mantenido siempre esta fuerza política a excepción del periodo entre 2007 y 2012 cuando el líder local era Telmo Martín.

Su cambio de postura entonces se debió a que Martín, como también había hecho antes el PSOE, se sumó a la corriente que indicaba que la mayoría de la población apostaba por el fin del complejo en la ría en 2018, fecha de la caducidad de la concesión. Equilibrios verbales tuvieron que hacer los dirigentes populares para justificar el pasar de apoyar a la pastera a casi demonizarla.

La propuesta de traslado de Martín, presentada en su día a bombo y platillo, en un acto que contó con la plana mayor del PP gallego, era descabellada. Planteaba llevar la fábrica de Ence a Marcón, a poco más de dos kilómetros de su actual ubicación. Era uno más de aquellos fastuosos proyectos que se le ocurrían al entonces candidato cuando llegaban las campañas electorales aconsejado por unos asesores madrileños que desconocían la realidad de Pontevedra.

Ahora con los dramáticos datos económicos sobre la mesa, el PP retoma su apoyo a esta industria a la que exige más inversiones y más puestos de trabajo para frenar la brutal tasa de paro que sufre la capital. Teniendo en cuenta que Ence y el Puerto son los principales motores económicos de la comarca, Moreira ha hablado claro sobre el futuro de Celulosas, que es lo que cabe pedir a un candidato a la Alcaldía, y es de alabar el paso que ha dado.

Entiende que el cierre de la industria pastera supondría elevar a un 35% la tasa de desempleo en el municipio capitalino que a día de hoy ya es la más alta de todas las urbes del norte peninsular. Semejante drama no se puede consentir y ha de ponerse freno para que no aumenten las familias en riesgo de pobreza o exclusión que ya son más de 17.000 en el municipio.

El hecho de que el bipartito local pida el cierre del complejo industrial de Lourizán sin ofrecer alternativa alguna es una frivolidad porque de consumarse causaría un gran perjuicio en la economía local, que ya está bajo mínimos.

Por eso, la margarita que deshojó Jacobo Moreira el pasado viernes ya no tenía pétalos, se fueron cayendo desde el mismo día que Telmo Martín se marchó para Madrid. Era si o si, por responsabilidad política.

El PSOE junto con el PP fue hasta el 2000 un gran defensor de Ence. Su coalición de gobierno con el BNG le hizo dar un giro radical de la mano de Teresa Casal. Buscó votos apostando por la marcha del complejo y entre eso y la sumisión a los nacionalistas, el grupo socialista va camino de quedarse sin respaldo electoral. Ni con el gobierno PSOE-BNG en la Xunta hubo avances. Las negociaciones quedaron en punto muerto cuando el presidente de Ence, Juan Luis Arregui, puso sobre la mesa que el traslado costaría 700 millones de euros y ni Xunta ni empresa estaban dispuestos a ponerlos.

Su actual candidato Agustín Fernández, es contrario a la continuidad de la pastera, no en vano fue el abogado que lideró la batalla de Salvemos Pontevedra para que los tribunales instasen al Estado a incoar el expediente de caducidad de la concesión de Ence en Lourizán, fallo que se produjo en 2011 y que fue ratificado por el Supremo en 2014. A la oposición de PSOE y BNG se suma Marea que apuesta por potenciar sectores como el marisqueo.

Los integrantes del bipartito local dicen que la ley ha de cumplirse y llegados a este punto habría que preguntarles entonces por qué apoyan los rellenos del puerto, declarados ilegales por el Supremo en reiteradas sentencias.

Y otro debate sobre la mesa es el de la planta de compostaje con una crispación que va en aumento como quedó reflejado en el último pleno de la Diputación con abucheos e insultos al concejal nacionalista, César Mosquera. Es cada vez más evidente que Louzán y el PP han aparcado el proyecto y dejado toda responsabilidad al Concello, que a pesar de su soledad, mantiene su apuesta "pase lo que pase" ante un Louzán que se fue como un héroe de la sesión plenaria, y eso a pesar de que la iniciativa de la planta de compost parte de la Diputación.

Por lo demás, la semana nos dejó a un Rafael Louzán acudiendo al juzgado de Cambados imputado por un presunto delito de cohecho por alquilar con sobreprecio unos locales en Vigo, según el fiscal. Instantes antes de su comparecencia ofreció su "total colaboración" con la Justicia, pero al final, a lo José Mota, pareció decirle al juez aquello de si hay que declarar se declara, pero declarar pa ná es tontería, así que mejor otro día.

Y FARO dejó claro que tenemos un Concello espléndido a la hora de pagar facturas. Porque cuando nos invitan a cualquier ciudad del mundo a exponer el modelo urbano o a recoger premios, abona Lores y sus concejales (mejor dicho, los pontevedreses) el viaje, la estancia, la comida y hasta el traductor del alcalde y sus acompañantes; y cuando el evento se celebra en Pontevedra resulta que también pagamos todos los gastos a los invitados. ¡Más que premios nos tendrían que poner la medalla de Patán! Da gusto ver la generosidad de nuestros políticos con el dinero de los ciudadanos.

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