Opinión | Crónica Política

JAVIER SÁNCHEZ DE DIOS

Los fantasmas

Pues, la verdad sea dicha, la reactivación del histórico debate sobre la factoría de Celulosas en Lourizán, que no pocos esperaban esta vez algo más racional que otras, está ya en el terreno habitual: poco cerebro, muchos nervios y la salida de los viejos fantasmas al escenario de la polémica. Visto el nivel de la política gallega no ha lugar a la sorpresa pero quedaba la esperanza de que ahora se cumpliese eso de que hablando se entiende la gente.

Y no, claro. No ha sido así porque en este como en otros asuntos nadie dialoga y todos buscar la yugular dialéctica del contrario. El BNG persiste en su "peche xa" -porque el traslado comarcal es imposible-, otros recorren los cerros de Úbeda, sin atreverse a decir lo que piensan o manejar razones que se pueden o no compartir, y el PP, al menos el local, apuesta ahora por su continuidad en su actual emplazamiento.

Pero hay muchos datos y elementos para reflexionar desde la perspectiva del interés común. A estas alturas casi nadie cree ya que la eliminación de la factoría suponga -en plazo asumible- una recuperación de la riqueza pesquera de la ría pontevedresa. Y como un horizonte alternativo es el urbanístico, motivos para la inquietud no faltarían, por más que haya quienes ahora mismo se juramenten con solemnidad contra la especulación.

Así las cosas, y con el mal ya hecho, Celulosas no debería estar ahí, pero lleva más de medio siglo y desde entonces algunos problemas, salvo el paisajístico quizá, han mejorado lo bastante como para citarlos. Aunque en el fragor de la bronca -y en víspera electoral- no son muchos los que están dispuestos a hacerlo, pese a que eso de que Ence hacer perder elecciones sigue siendo un tópico.

Las diferentes opciones políticas que acudirán el 24 de mayo a por el refrendo de los ciudadanos están en su derecho de proponer lo que les parezca. Pero deberían ampliar los horizontes y en lugar de ceñirse a la toxicidad del complejo o a los puestos de trabajo que aporta, remontar lo local -siempre importante en todo caso- y debatir en claves geográficas más amplias. De provincia y por supuesto también de país.

Dicho de otro modo, que además de los viejos fantasmas surgidos en las antiguas marismas de Lourizán, hay que apelar a elementos más concretos como el futuro del puerto de Marín -aparte de otros datos económicos de actividades paralelas a la fábrica- o, desde el punto de vista ecológico, qué ocurrirá en medio país si Celulosas se va y los millones de eucaliptos plantados y destinados a ella se quedan.

Porque hablar -o criticar- es muy fácil, pero resolver con acierto, no.

¿Eh...?

Tracking Pixel Contents