La tempestad

Así que, por si alguien dudase aún de la exactitud de la advertencia según la cual quien siembra vientos recoge tempetades, debería bastar el ejemplo dado por el señor alcalde de Santiago, que no se sabe muy bien por qué -aparte de motivos internos y electorales propios de esta época- insiste en avivar el lío entre los tres aeropuertos gallegos y sus correspondientes servicios de transporte de viajeros.

La insistencia es tanto menos comprensible cuanto que procede de alguien que parecía tener las ideas claras cuando era conselleiro y le correspondía poner equilibrio y por tanto paz entre las terminales gallegas. Y aunque no fue objetivo conseguido, entre otras razones porque la política del gobierno al que pertenecía fue sectaria en contra de un aeropuerto como el de Peinador, al menos no se declaraba abiertamente hostil, como en estas últimas semanas, a los pactos.

Ahora, su señoría se ha metido en más berenjenal y, como quien dice en horas veinticuatro ha pasado su proyecto de las musas al teatro. Pero lo desarrolla de forma tan confusa que nadie -salvo en Santiago- acierta a entender sus intenciones y menos aún a comprender el argumento de la obra que representa. Hace año y medio decfendía la coordinacion de servicios y el equilibrio de inversiones y criticaba las subvenciones públicas "a gogó". Y así consta.

Pero verba volant, sobre todo cuando se cambia de objetivos, y el de don Agustín ha pasado a ser la victoria y la Alcaldía de la capital del país. Sus mensajes, en consecuencia, han cambiado, y para justificarlo su señoría parece haber elegido el camino de insistir en el nuevo tantas veces como sea necesario para ver si así se olvidan los antiguos. Otros lo hicieron con distimto resutado, y por tanto hay riesgo de error.

Ocurre, o eso parece, que en el caso del señor alcalde de Santiago el peligro es menor porque cuenta con un muy sólido -y reforzado, ahora que la crisis mengua y, como dijo el presidente de la Xunta en acto público, "hay más dinero"- aparato de agit/prop. Lo primero para levantar polémicas en asuntos que le convienen y lo segundo para volcar sus abundantes recursos en la tarea de ganarlas y sumar voluntades a su causa.

En ello sigue don Agustín, y por eso ha provocado la tempestad aeroportuaria, tratando de ganar adeptos en Santiago y A Coruña aún a costa de los que pueda perder en Vigo, una plaza cuya gobernación el PP cree en riesgo. Aunque está ya en el esfuerzo de dar la vuelta a los pronósticos, y por eso conviene reclamar de nuevo, ahora que ya huele a urnas y estrena candidata, que defina sus intenciones con rspecto a Peinador.

¿No?

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