El radar no recauda dinero, recauda vidas. Es una herramienta preventiva y necesaria que permite controlar la velocidad inadecuada de los conductores y gracias a su implantación en muchas carreteras de España se han salvado muchas vidas evitando miles de dramáticas consecuencias.

Las normas de circulación son normas de obligado cumplimiento, son normas de respeto y convivencia porque en el tráfico estamos todos. El no señalizar la presencia del radar hace que los conductores se saben "vigilados constantemente" y esto les obliga a cumplir por miedo a la multa. ¡Nos duele más el dinero que perder la vida o ser responsable de la muerte de otra persona!

No deja de sorprender este anuncio de la DGT que propone hacer más visibles los controles de radar. No va a ir en beneficio de una mayor seguridad vial ya que todos sabemos que el conductor reducirá la velocidad y en cuanto haya escapado de la vigilancia del radar aprovechara para apoyar en el acelerador y seguir sin respeto a las normas de circulación. Nos parece una medida más bien permisiva en tiempos electorales? y echamos de menos una reflexión global y prioritaria que debería primar los valores de la educación y de la formación de los conductores.

Falla la conciencia del riesgo, y consideramos que esto se presta de nuevo a conductas irresponsables, pero también suena algo a negocio ya que si se va a permitir y facilitar la ubicación a las nuevas tecnologías, los GPS avisarán y tendremos tramos bien vigilados donde el conductor respetará la velocidad y en cuanto pase el control? ¿a correr?

El radar permite una conducción responsable y hace que el tráfico sea más ordenado, más fluido y sobre todo más seguro. Todos los estudios de accidentología en el mundo ponen en evidencia el papel de la velocidad que produce y agrava las consecuencias de los accidentes: bajar la velocidad un 10% hace bajar los accidentes un 40%.

Un dato, para quienes ponen siempre el ejemplo de las autopistas alemanas, en los tramos sin límite de velocidad, se calcula que la mortalidad es superior al 36% en relación a los tramos limitados. Lo que viene a confirmar que aumentar la velocidad en tramos de autopistas en España es también un verdadero disparate.

Es verdad que la mayoría de los accidentes ocurren en carreteras secundarias, y es donde hay que centrar los esfuerzos pero añadiendo más vigilancia y contemplando todas las medidas posibles porque la seguridad en la carretera no está ligada a un riesgo aparente, sino al riesgo real que además crece con la potencia del vehículo.

A día de 18 de febrero, durante 49 días del año 2015, 183 personas han perdido la vida en el tráfico, y no es una estadística voluble es una realidad. Muchas de estas personas, la mayoría víctimas inocentes, iban a trabajar o de vacaciones, tenían un proyecto de vida pero les mataron en la carretera. Una catástrofe diaria que representa 183 dramas familiares que no encuentran consuelo ni explicación, porque nos dicen que el accidente se puede evitar.

Una cifra escalofriante de difícil justificación, porque es imposible cuantificar el dolor humano que provoca, pero sí una investigación de la DGT ha calculado el valor monetario de una vida estadística y los costes sociales de los accidentes de tráfico ¿cuánto cuesta salvar una vida anónima en el 2010? 1, 3 millones de euros. ¡Lo que representa aproximadamente un coste en 49 días de una pérdida de 239 millones de euros!

Un enorme coste social y económico para el Estado.

No estamos sufriendo solo una crisis económica, estamos padeciendo una crisis de valores y la sociedad mira indiferente, tiene otros problemas que le preocupan, seguimos siendo las víctimas olvidadas con una justicia que no actúa, dicta sentencias "disculpatorias "para el infractor dejando a las víctimas con total desprotección. Recordemos que también la justicia debería tener un papel preventivo y reeducador.

Sabemos que los factores que causan los mal llamado accidentes de tráfico son múltiples pero también lo son las soluciones y esta nueva medida es un retroceso para la seguridad en las carreteras donde todos queremos vivir y convivir.