Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

¿Quién fue María Sarmiento?

Si visitas Viveiro (Lugo) -si no lo has hecho, pásate por allí en cuanto puedas, pues es mucho lo que te pierdes- verás un pueblo bellísimo de abolengo histórico que ha sido cuna de muchos y grandes literatos. Aunque vayas despistado y poco ilustrado, es seguro que te toparás con una de las puertas de sus murallas de defensa, la puerta de Carlos V, la más importante y, al tiempo, emblema de la villa. Se abre enfrente del Puente de la Misericordia y de la ensenada del río Landro. Además, da entrada al casco histórico de Viveiro y, a través de ella, se desemboca en la zona de los paseos y de los vinos, lugar al que por una u otra razón, acabamos una mayoría concurriendo en cada pueblo. En cualquier caso, por poco interés que tengas por lo artístico y lo cultural, antes de atravesarla, te ruego que alces la vista para contemplarla y te sorprenderás por su belleza y arrogancia. También conocida como "Porta Maior do Castelo da Ponte", se levantó en el siglo XVI en homenaje al emperador Carlos. Es obra de Pedro Pedroso, de estilo plateresco y con almenas, rematadas por cabezas de guerreros. En su fachada principal anterior cuenta con un arco central de medio punto y consta de dos cuerpos. En el cuerpo inferior se encuentran los escudos de Galicia y Viveiro, y en el superior aparece el escudo de armas imperial, sobre el que se representa el busto de Carlos con cetro y corona. En la fachada posterior, alojada en una hornacina de madera, está la imagen de San Roque, co-patrono de Viveiro, y al que se acercan muchos vivarienses con sus demandas, promesas y limosnas. Las dádivas incluían antiguamente aceite que se vertía por un embudo comunicado con una caja interior de zinc. Con tal procedimiento se aseguraba el mantenimiento de la lámpara, compañera del venerado santo.

El arco da entrada, y es inicio, de la calle de María Sarmiento que, pese a sus mínimas dimensiones, es en palabras del académico de la Gallega Ramón Canosa (Vivero, otra vez? Madrid: Ruimor; 1969): "La víscera cardial que mueve el organismo total del pueblo".-En mi biblioteca descansa el ejemplar que dedicó en su día al que fue su prologuista, el periodista, nacido en Viveiro, Francisco Leal Insúa, por entonces director de Faro de Vigo. Ya en la calle, en el frontis de uno sus edificios, el que fue fundación del Colegio Insigne de la Natividad, resalta el blasón de la estirpe de los Sarmiento-Pérez das Mariñas.

Esta primera María Sarmiento de la que damos noticia, nació en Viveiro, ca. 1566. Se llamaba con exactitud María Sarmiento de Ribadeneira y Osorio y era hija de Pedro Sarmiento, casado con Leonor Osorio. Su tía y madrina era María Sarmiento de Oca, esposa del que fue notable Regidor de Ourense Álvaro de Oca y Deza. Estuvo casada en primeras nupcias con Álvaro González de Ribadeneira. Después desposó con Gómez Pérez das Mariñas, capitán general de las Filipinas, corregidor de Logroño y Calahorra, y Señor del Pazo de San Miguel das Negradas en Viveiro, si bien este matrimonio duraría tan solo un mes. Doña María Sarmiento de Ribadeneira, fue una ilustre dama y acaudalada prócer que en su testamento hizo donación de los bienes necesarios para crear un colegio de gramática -en concreto una cátedra de latinidad y un preceptor para Casos de Conciencia o Teología Moral- el cual constituyó uno de los primeros colegios seglares de la época. Junto al escudo genealógico de la fachada del Colegio, aparece una placa que recuerda la donación y su ubicación en ese lugar. El libro de José Manuel Domínguez García, Cátedras de Gramática y Educación en Galicia, siglos XVI y XVII (A Coruña: Fundación Barrie; 2010) deja constancia de estos datos y es recomendable para cuantos quieran informarse de formas y modos de educación en Galicia durante el Antiguo Régimen.

Una segunda María Sarmiento, a la que nos place citar, tenía de nombre María Beatriz Sarmiento, y era natural del Valle del Pas (Cantabria), aunque residente en Mojados. Esta pasense se hizo célebre y pasó a la historia por ser la nodriza de Felipe II -para saber más léase a María Martinón Torres en Patobiografía de Felipe II en su infancia y adolescencia. USC; 1998-. El 5 de junio de 1527, en su calidad de ama de cría, acompañó al príncipe Felipe formando parte de la comitiva que lo custodió al bautismo, desde el vallisoletano Palacio de Bernardino de Pimentel, conde de Ribadavia, donde había nacido el futuro rey, hasta la Iglesia Monasterio de San Pablo de Valladolid. A la sazón no existía palacio real porque la Corte de Castilla no tenía asiento fijo. La decisión real de que se oficiase el sacramento bautismal en San Pablo, rompía la tradición por la que debería ser bautizado en la iglesia más próxima al acceso del lugar donde había nacido, que era la de San Andrés. Para orillar el problema, dado que la casa-palacio lateralmente solo estaba separada de San Pablo por una calle de poca anchura y no tenía puertas por aquel flanco, rompieron las rejas de una ventana baja rajada casi hasta el suelo, que utilizaron como salida -así rajada puede contemplarse todavía en la actualidad-. El cortejo que fue a bautizar al príncipe Felipe atravesó la calle a través de un pasadizo de madera elevado y ornado por ramaje, flores y frutas naturales. En la comitiva llevaba al niño Íñigo de Velasco, duque de Frías; a su izquierda iba Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba y, a su derecha, doña Quirce de Toledo, la partera. En una segunda fila iban los padrinos del niño, Íñigo de Mendoza, duque de Béjar y condestable de Castilla, y Leonor de Austria, reina de Portugal y de Francia, y hermana del emperador Carlos. Ya en la tercera fila desfilaba, entre grandes damas y caballeros, la nodriza del futuro rey, la celebérrima María Beatriz Sarmiento -para saber más lean a José M. March, S.J., en Niñez y Juventud de Felipe II (Madrid: Ed. Ministerio Asuntos Exteriores; 1941)-. El 21 de enero de 1528, Carlos V concedió a la nodriza de su hijo "la merced de que no se cobrará derecho alguno sobre el juro de 100.000 maravedís de por vida que se le había otorgado".

Y llegamos a una tercera María Sarmiento, nacida en Canedo (Ponteareas), el 28 de agosto de 1642. Es la que se llamó con exactitud María Agustina Sarmiento de Sotomayor, hija del erudito, bibliófilo y diplomático Diego Sarmiento de Sotomayor Acuña, tercer conde de Salvatierra, nacido en Gondomar en 1567. María Agustina pasó a la fama y quedó inmortalizada al ser retratada en 1656 por Diego Velázquez en Las Meninas. En el cuadro es la que aparece en primer plano a la derecha (izquierda del espectador) de la Infanta Margarita, y que ocupa el centro de la composición, ofreciéndole una bebida con genuflexión cortesana, tal como impone el ceremonial palaciego. En el lado izquierdo de la infanta está Isabel de Velasco Benavides, hija de Bernardino de Velasco Ayala y Rojas, conde de Fuensalida, que se muestra algo inclinada atendiendo a la princesa. El cuadro fue repetidamente estudiado por el que les escribe. A nivel de divulgación les remito a Visión pediátrica de "Las Meninas" de Diego de Silva Velázquez (Faro de Vigo, 06.11.2011). Tres años después de ser retratada, María Agustina se casó con Domingo Ramírez de Arellano, conde de Aguilar y, después del fallecimiento de este, en el año 1688, contrajo nuevo matrimonio con Diego Felipe Zapata, conde de Barajas, de quién también enviudó. En Galicia existen en la actualidad familiares de María Agustina y una Asociación de Viudas de Galicia lleva su nombre. Sobre su parentela actual publicó un buen reportaje Salvador Rodríguez (Ponteareas, cuna de la menina gallega. Faro de Vigo, 13.11.2011).

No son las únicas con este nombre. Destacó la vasca María Sarmiento y Enríquez (1362-1438), enterrada en Quejana (Álava), cuya estatua yacente, tallada en piedra, forma parte de su sepulcro en la iglesia del convento de San Juan. Estaba casada con Fernán Pérez de Ayala y el matrimonio fundó dos hospitales, uno el de Salinillas de Buradón, y otro en Vitoria, el de Nuestra Señora del Cabello, génesis del hospital de Santiago. El retablo y frontal góticos, que formaron parte de la capilla funeraria, fueron lamentablemente vendidos en 1913 y se conservan desde 1928 en el Art Institute de Chicago. En el mismo aparece retratada doña María junto a su marido y otros miembros de la familia. Tampoco debemos olvidar, porque en la historia está, a la palentina María Sarmiento Herrera, casada con García López de Ayala. El matrimonio construyó la parte principal del actual castillo de Ampudia.

Finalmente, una última María Sarmiento, y de la que no tenemos segundo apellido, es el proverbial personaje María Sarmiento del dicho popular El cuento de María Sarmiento que fue a cagar y se la llevó el viento, recogido por el lexicóigrago Gonzalo Correas Íñigo (Vocabulario de refranes y frases proverbiales, 1627. Ed actual revisada: Madrid: Castalia; 2000). Cuando los que ya tenemos bastantes años éramos niños, y hablábamos o preguntábamos en exceso, nos callaban con el archiconocido Cuento de la buena pipa o con este poemilla: "Éste es el cuento de María Sarmiento, / que se fue a cagar y se la llevó el viento, / y cagó tres pelotillas; una para Juan, / otra para Pedro / y otra para quien hable primero."

La asociación de estas mujeres a través de su nombre común de María Sarmiento no es original ni mucho menos. Otros autores lo han hecho previamente y, además, resulta artificiosa, pues solo les une el ser célebres o populares. José María Iribarren (El porqué de los dichos. Pamplona: Gobierno de Navarra; 1995) plantea que la María Sarmiento o Mari-Sarmiento del dicho sea un nombre genérico, como los de Marizápalos, Marifranca, Marimacho o Marichico. Mis lectores han de perdonarme la licencia de traerlas a este suelto dominical, sin otro afán que la búsqueda de entretenerles, variar la temática y aportar algún dato inédito.

Compartir el artículo

stats