Las playas están ya listas para lucir las banderas azules un año más. La cosa no es gratis porque poder lucir el distintivo, al margen del honor que supone, comporta gastos considerables que asume el Concello, es decir, todos los vecinos a una, aunque no vayan a bañarse ni un solo día y aún conscientes de que muchas veces la cáscara del plátano y el papel del bocata lo dejan personas llegadas de otros lugares, disfrutan del arenal y su mar, y se van sin dejar más rastro que los restos de la merienda y a lo peor aún protestan porque puedan encontrar algún defecto. Hay un aspecto que las autoridades locales deben cuidar y con esmero y es el de evitar además de prohibir el uso de balones en los arenales. En una playa de bandera azul, como por ejemplo la de Mogor, no pueden consentirse balonazos a mayores y niños por mozalbetes que encima se ríen del cuento. En cualquier playa de España la Policía evitar esos desmanes. Aquí,no sé por qué, los guardias no bajan nunca como si no fuera con ellos..