Fue el retablo manierista de San Esteban de Ribas de Sil uno de mis primeros trabajos de reflexión artística que tuvo objetivo interés y más siendo un jovencísimo investigador, se titulaba "Un problema iconográfico en el retablo mayor de San Esteban de Ribas de Sil." (BOLETÍN DEL SEMINARIO FONTÁN SARMIENTO, (Primera época) Nº 3.Santiago de Compostela, 1978) que aclaraba a quien correspondían las Flagelaciones de un varón y de una mujer que figuran con evidente protagonismo en el primer cuerpo del importante Retablo Mayor de la iglesia monasterial de San Esteban. En él tras elaborar una lista de santos que habían sido flagelados y de ir descartando a los que por alguna razón no convenían a las representaciones allí figuradas deduje tratarse con toda lógica ser las flagelaciones de Santa Cristina y San Vicente, titulares de los prioratos que San Esteban se había anexionado poco antes.

Siempre me ha interesado aquel espacio privilegiado y su rico patrimonio tan descuidado por lo que también con estas líneas quisiera interesar a las instancias pertinentes a propiciar la restauración de sus retablos varias veces infructuosamente proyectada. Ello sería muy oportuno para sumar al quizá ya, y tan pronto, un poco dormido intento de declaración de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad, que no puede ser serio sin valorar y mejorar el patrimonio artístico que con el natural y el humano hace singular ese espacio que el río Sil bendice.

El retablo es conocido y valorado como obra importante de la escultura manierista de Ourense y de Galicia. Las obras generales de arte gallego al menos lo mencionan, pero quizá fue la llorada profesora y amiga María Dolores Vila Jato en su ya clásica obra Escultura manierista (Santiago 1983) la que le dedicó una mayor mirada, no faltando tampoco referencias y documentos en el libro de mi predecesor como canónigo Archivero, Don Emilio Duro Peña: El monasterio de San Esteban de Ribas de Sil (Ourense 1977).

Volver la mirada hacia el retablo es una llamada de atención para que sea posible una actuación seria que lo redima de una grave amenaza de muerte y lo devuelva debidamente a la contemplación.

El retablo se contrata el año 1593 juntamente con los tres colaterales, dedicados a Nuestra Señora, San Benito y San Nicolás al escultor leonés Juan de Angés el Mozo que se vincula con Ourense en 1580 al contratar con él el Cabildo el magnífico coro de la Catedral, obra señera de la escultura del siglo XVI e inmisericordemente desmontado y desguazado en 1939. Llenaba en ese momento un hueco en la vida artística de Ourense, tras la desaparición del todavía hoy no identificado Maestro de Sobrado. Por ello cuando terminó la comprometida obra del coro, recibió encargos para la propia catedral y para lugares de prestigio como es el monasterio benedictino de San Esteban de Ribas de Sil que vivía un siglo XVI lleno de vitalidad y de proyectos.

De los cuatro retablos contratados en San Esteban pervive el mayor y la imagen de San Nicolás, que yo identifiqué y di a conocer en una breve nota: González García, Miguel Ángel, "La imagen de San Nicolás de Juan de Angés en San Estebo de Ribas de Sil" (PORTA DA AIRA. Nº 13, Ourense, 2011, págs 359-343).

El retablo sigue los esquemas arquitectónicos del manierismo con unos planteamientos geométricos muy marcados que dan una imagen de equilibrio y claridad al conjunto. Predela, tres cuerpos más un ático. Cinco calles con mayor protagonismo de la Central. Falta el Sagrario-Expositor original pero mantiene el resto de las imágenes, alternado relieves y tallas de bulto redondo. Escenas de la Vida de Cristo, San Benito, San Gregorio, los Apóstoles Pedro y Pablo, San Juan Bautista y Santa Catalina. La Asunción en el remate, preside como es lógico la talla del protomártir San Esteban y en el primer cuerpo con subrayado protagonismo de lugar y dimensiones las citadas flagelaciones de Santa Cristina y San Vicente con una voluntad de enfatizar en la incorporación de los prioratos de Parada do Sil y Pombeiro al monasterio.

Hasta aquí un resumen de lo que el retablo es y de lo que del retablo se sabe. Nadie ha puesto en duda la autoría de Juan de Angés tal como el contrato documentalmente informa.

Hoy sin embargo con lógica, ya se cuestiona en la mayor parte de las obras que exigen por sus proporciones y complejidad mucho empeño y tiempo, la asignación a un solo artista que en todo caso sería ayudado por un taller en las tareas más artesanales. Sino que aún manteniendo la responsabilidad de dirección del trabajo de un acreditado maestro que organiza y coordina hay que pensar en varias manos y en varios profesionales que toman parte en la ejecución de partes significativas de la obra y en algunos casos, como Don Manuel Arias, máxima autoridad en el tema, demuestra con el retablo Mayor de la Catedral de Astorga, siendo los ejecutores reales de lo contratado, sin negar la genialidad de quien les dirige en el caso astorgano Gaspar Becerra.

Admitido por supuesto, y en ocasiones conocemos los nombres individualizados de los responsables, que el armazón era responsabilidad de carpinteros y ensambladores y la policromía de pintores y doradores. De tal modo que los grandes retablos son obra de un colectivo bastante numeroso.

Creo que con Juan de Angés hay que pensar en algo parecido aunque personalmente también directamente tomase parte en la talla.

Nuestra aportación curiosa e inédita es añadir el nombre de otro famoso escultor en la obra del retablo de San Esteban: Juan Bautista Celma. Un aragonés que llegó a Santiago de Compostela en 1564. Famoso rejero, pintor, broncista y escultor. Vila Jato destaca la trascendencia para el arte gallego del siglo XVI de este maestro que como escultor parece incorporó influencias de los escultores escurialenses que significaban en aquel momento la excelencia y la modernidad. A Ourense llegaría Celma después de 1589 para realizar las rejas que le encargará el arzobispo San Clemente para la Catedral y que incorporan esculturas de bulto redondo en madera. Se conocen diversas obras suyas como escultor de retablos.

Sobre Celma también con el Dr. Hervella publiqué un trabajo que me acercó en su momento a este importante maestro: GONZALEZ GARCIA, Miguel Ángel, HERVELLA VÁZQUEZ, José "Nuevos datos sobre Juan Bautista Celma: un aragonés en el arte gallego del siglo XVI: su testamento." (ACTAS V COLOQUIO DE ARTE ARAGONES. Zaragoza, 1989).

Vila Jato ya relacionó a Angés con Celma, pero sin concretizar la colaboración y también relacionó a Celma con San Esteban pero únicamente como tracista de unas rejas que no habría realizado: "Al mismo tiempo que hizo las rejas de Orense, le fueron encargadas a Celma las de la capilla mayor y colaterales de San Esteban de Ribas de Sil (Orense), que únicamente trazó, ya que su ejecución fue traspasada al cerrajero Juan García. La parte escultórica de estas rejas fue encargada al escultor palentino Pedro de Torres, del que no se conoce ninguna otra obra en Galicia. Estas rejas se perdieron a finales del siglo pasado".

Pues un testimonio que rescatamos de las declaraciones que se toman en el siglo XVII para avalar la santidad de los nueve obispos santos que se habrían retirado como eremitas a aquel lugar y cuyas reliquias se dignificaban al mismo tiempo que se hacía el retablo. Es grande el interés del testimonio al mismo tiempo que la curiosidad y la objetividad de lo que dice y que nos declara la efectiva actividad de Celma como escultor en el Retablo Mayor, quizá como su principal ejecutor aunque todo ello habría que seguir valorándolo con un mejor conocimiento del modo de hacer de Angés y Celma y con otras posibles búsquedas documentales. Si bien creo que honestamente al señalar la autoría del Retablo sería de justicia decir obra contratada por Juan de Angés y en la que trabajó Juan Bautista Celma como uno de sus principales ejecutores. Este es el testimonio inédito y tal altamente revelador: "El año de 1594 haciéndose el Retablo que hoy permanece, que había nacido una niña hija de Domingo Cañoto y de Marial su mujer, ciega sin vista que el Padrino que asistiere a Bautizarla llamado Bautista Celma, maestro que hacía el Retablo, la hiciera traer a las Santas Reliquias de los nueve santos y que luego había recobrado la vista y vivido con ella muchos años declarando de este prodigioso milagro de vista Esteban Rodríguez dos Cousos de edad de ochenta años que la vio ciega y después con vista" (ACO Caja 377/37).

(*) Archivero de la catedral y delegado de patrimonio de la diócesis.