Opinión | Un millón

JAVIER CUERVO

Sobrecostes de faraón

Sería bonito que una pintura jeroglífica diera las cuentas de la construcción de una pirámide para saber si los sobrecostes tuvieron que ver en la decadencia y ruina para los siguientes 4.500 años de Egipto. Cuando España iba bien se decía que lo que mejor hacíamos era construir y cuando estalló la burbuja inmobiliaria se mantuvo que somos unos ases de la obra pública. En el canal de Panamá se vio que somos capaces de hacer cualquier cosa, siempre que "sobrecueste".

Nuestra vieja cabeza nos advertía de que, si te comprometes a hacer una obra por un dinero, tienes que cumplir pero nuestra realidad nos contaba que eso era antes, que los sobrecostes son normales, tío. Aún se leen declaraciones de responsables de sobrecostes por millones de euros que reclama Europa, diciendo que el sistema de sobrecostes había funcionado bien en España. No funcionaron bien para las arcas públicas. La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia empezó con un presupuesto de 331 millones y va por 1.300 sin acabar. La de la Cultura de Santiago de Compostela salió a concurso en 108 millones y está parada porque el proyecto llegaría a los 475. El AVE Madrid-Barcelona, que no logró un acercamiento emocional suficiente para el nacionalismo catalán, está en plena investigación por la desviación de 1.400 millones. El Hospital de Asturias iba a costar 205 millones y acabó en 296 más 100 de equipamiento, aparcamientos y urbanización del entorno... Si Europa fiscaliza esas cuentas y se cumplen sus exigencias de devolución será el Estado el que pague, otra vez, lo que ya le costó de más y embolsaron las empresas que hacen de nuestro país el segundo de Europa con más grandes constructoras.

Los sobrecostes de las pirámides no colapsaron el Egipto imperial al que nos parecemos tanto en lograr que la mano de obra no influya en los costes, aunque sin llamarla esclava.

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