Opinión

JUAN JOSÉ MILLÁS

¡Haz que arranque!

Si usted se encuentra en uno de los numerosos corredores de la muerte de EE UU y coge la gripe, no le matan hasta que esté completamente curado. Quien dice la gripe, dice una infección de orina, un soplo cardíaco, cualquier cosa. En los corredores de la muerte es imposible suicidarse porque no dispones ni de una cuchara de aluminio para sacarte el corazón a lo bestia. Significa que la muerte está muy regulada, más que la electricidad, el gas o la venta de armas. El otro día, en el Estado de Oklahoma, gobernado por una señora de nombre Mary Fallyn, iban a ejecutar a un preso y no les salió. La idea era dormirle a base de sedantes para introducirle luego una inyección letal, de modo que se marchase al otro mundo en medio del sueño.

El asunto es que no le pusieron suficiente somnífero (¿los recortes?), o suficiente veneno, y el preso, pese a permanecer atado, se incorporó y comenzó a gritar como un loco mientras echaba espuma por la boca. Confieso que lo de la espuma es una aportación personal mía, aunque perfectamente verosímil. De hecho, es lo único verosímil del relato, por eso lo pongo, para suavizar el disparate narrativo de la realidad. Las autoridades, al comprobar que la ejecución no se ajustaba a los protocolos reinantes, sacaron de la sala a los testigos y ordenaron al médico restablecer las constantes vitales del reo.

Y aquí es donde viene lo paradójico: que mientras el preso agonizaba, que era para lo que lo habían llevado a la sala de ejecuciones, el doctor hacía unos esfuerzos ímprobos por salvarle la vida.

-Haz que arranque -le gritaban el juez, el alguacil, la gobernadora, el segurata de guardia.

Lo de "haz que arranque" es también una aportación personal de un servidor. Es increíble, de acuerdo, pero resulta también más verosímil que lo sucedido en el penal de Oklahoma. El caso es que el reo, de nombre Clayton Lockett, no arrancó y se les murió chapuceramente al cabo de cuarenta minutos de feroz agonía. En rigor, y dado que mientras lo mataban intentaban salvarle la vida, no se trató de una ejecución en toda regla. ¿Progresan o no progresan los derechos humanos?

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