Recuerdo, y no hace mucho tiempo, que en el Aula Magna de una Escuela Superior de Arquitectura de cierta universidad española un arquitecto pretendía defender con honor su Tesis Doctoral. Pero, hete ahí, que con esto de la Unión Europea, y los acuerdos de Bolonia, la Dirección Académica de la referida escuela invitó a formar parte del tribunal juzgador al ilustre y refutado arquitecto francés Jean Francois Mabardi, Catedrático de la Universidad de la Sorbona. Comenzado el acto académico con todos los protocolos de rigor, el doctorando procede a la exposición de su trabajo, y una vez terminada esta, por parte del tribunal juzgador surge una pregunta, y el que la hace no es otro que el profesor Mabardi. Este quita de su bolsillo un pequeño papel y leyéndolo, le pregunta; Dígame, por favor, los orígenes del urbanismo? El arquitecto que ya peinaba canas y además tenía pocas, se quedó impávido. Su cara cambió de color, y en el aula se produjo un silencio sepulcral. Quizás veía perdido su trabajo de investigación de muchos años. Seguramente la rigurosidad que exigía la respuesta le obligó a optar por el silencio. Bien hubiera podido salir alegremente y con un alto grado de acierto haciendo referencia a la línea divisoria entre la Prehistoria y la Protohistoria. Pero claro la rigurosidad de la respuesta exigió la prudencia y esta se transformó en la recomendación del tribunal a que siguiera investigando y una vez cumplida esta exigencia volviera a las aulas.

Esto tiene mucha similitud con todos los vaivenes acaecidos durante el proceso de tramitación del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), y que ahora con la Sentencia del T.S.J.G queda en suspensión y por tanto genera la paralización de todo el urbanismo de A Estrada. ¡Esto era de esperar, pero no de desear! El PGOM de A Estrada está lleno de errores e imprecisiones, y entre unos y otros en lugar de optar por la prudencia y rigurosidad en el desarrollo del mismo, eligieron el camino de la improvisación. Claro, el resultado fue el mismo que el del arquitecto en la defensa de su tesis, la reprobación. El arquitecto sin embargo eligió el camino de la prudencia y se decantó por el silencio. Eso aquí no es posible ante la prepotencia de la administración con el dinero de todos.

El que improvisa cuando las extremas circunstanciase se lo requieren es aceptable, pero en cambio el que transforma la improvisación en una norma, encara el desaliento, fomenta la falta de disciplina y rigurosidad y aleja de si una tarea constructiva con resonancia en el tiempo. El improvisador desdeña al que piensa, al que crea, al que aplica con esmerada honradez el ser válido en su profesión. Encuentra esa disciplina demasiada ajustada a rigor.

El verdadero sentido de la arquitectura y del urbanismo ha de situarse en el punto de unión entre lo realista y lo imaginativo, entre lo lógico y lo poético, pero nunca en la improvisación. Esta realidad evidente siempre ha sido inherente a la arquitectura e implícitamente al urbanismo, y los mejores proyectos invariablemente son el resultado de una simbiosis de razón e intuición, de técnica y expresividad, y siempre con el ánimo de dar respuesta a las necesidades del hombre.

Desde el año 1978, en que se aprobó el primer PGOM, obra del Ingeniero Juan Rico Lence, han pasado 36 años, y por tanto me parece coherente que por parte de los políticos que llevaron las riendas del concello (unos y otros), se optara por la redacción de uno nuevo, y que se recogieran en el mismo las inquietudes de suelo de los estradenses. Pero claro, las prisas y las improvisaciones son malas consejeras desde aquel diciembre de 2001, en que el ayuntamiento adjudicó a Adiu S.L. la redacción de un nuevo PGOM con un presupuesto nada despreciable de 70.000.000 millones de las antiguas pesetas, y un plazo de ejecución de 6 meses.

Los políticos a veces piensan que los que gobiernan son tontos. El presupuesto es aceptable pero el plazo de 6 meses para su ejecución no, pero claro había que adjudicarlo y lo que había en la chistera era precisamente el plazo. Se sabía de antemano que aquello no sería posible sobre todo en un ayuntamiento tan extenso como el de A Estrada con 51 parroquias. Las consecuencias de tantas improvisaciones y devaneos gravitan siempre sobre los ciudadanos, y los resultados nos son conocidos.

Pero es que los errores son muchos, y las consecuencias de ellos, pueden llevar a las familias que los sufren a que su medio de vida este condenado a la subsistencia. Les cercenan los usos del suelo, y ello impiden su desarrollo, y todo fruto de la falta de estudio y de la improvisación, el ánimo se recorta y recorta, que bien llega lo que hay, siempre menos y nunca más. Bastará con echar un ojo a la delimitación de los Núcleos Rurales, con todos los perímetros de los mismos justo al lado de las edificaciones, llegando incluso a lo absurdo como es el caso de dos viviendas y una instalación ganadera situada en el Núcleo Rural de Xustín, parroquia de Arca. Una sola finca rodeada de viales, y que contiene 2 viviendas unifamiliares aisladas y una instalación ganadera moderna y en actividad, pues llegan al absurdo en la improvisación al incluir dentro del Núcleo Rural una vivienda, y la otra vivienda junto a la instalación ganadera en Suelo Rústico, por lo tanto fuera de ordenación, en tanto que la superficie de la misma no supera los 2000 m2, condición indispensable para poder ampliarse. Como esto no es posible por los viales perimetrales, la instalación quedará condenada sine die, cuando lo ideal y sencillo sería el haberla incluido toda ella dentro del Núcleo Rural de Xustín.

Esto es solo un pequeño análisis del hacer urbanístico de nuestra Galicia. Feijóo con sus campañas de hay futuro en el rural tiene muchísima razón pero tendrá que poner orden en sus Consellerías, o al menos de acuerdo, porque entre lo que el predica y lo que hacen los que le rodean, es todo lo contrario. La exigencia de la Consellería para con los Núcleos Rurales, es muy estricta e injusta. Les obliga a cercenar más y más la bolsa de suelo que rodea las viviendas contenidas dentro de estos, hasta el punto de que las parcelas contenidas dentro del perímetro del mismo hacen imposible su crecimiento.

¿Dónde van a ir los que el jefe recomienda ir al campo si no hay suelo disponible para la construcción de viviendas? Decía O Xan da Ponte, aquel niño de la aldea al lado del río Lérez: "¡Esto é todo unha trapallada!". Razón no le faltaba a aquel joven, y sino véase la delimitación de cualquier Núcleo Rural de los muchos que hay en las parroquia de A Estrada.

Los políticos que nos gobiernan parecen estar en otra galaxia: Los de la oposición, su filosofía por defecto es don no, o sea, a todo no. Esta es la situación a la que nos han llevado con el PGOM de A Estrada. A la vista de este desaguisado, ¿que nos queda?

Fíjense que desorden y que ridículo más absoluto. El 21 de abril entra en vigor la nueva Lei do Solo gallega. Pues atención, porque lo que les espera a los propietarios que tengan sus parcelas colindantes con el Suelo de Núcleo Rural, y que su figura urbanística sea la de Suelo Rústico, será que, como mínimo, tendrán que poseer una parcela cuya superficie sea de >2.000 m2, y menos mal, antes eran 4.000 m2. Díganme cuántas parcelas hay en A Estrada con esta superficie. Sería posible si las concentraciones parcelarias estuviesen operativas. Pero ni está ni se les espera, como aquella frase del general Sabino Fernández Campos al general Miláns del Bosh, cuando le preguntaba si estaba en Zarzuela el general Armada.

Es que acaso nuestros políticos no conocen el minifundio gallego, en el que hay parcelas que no tienen más de tres metros de ancho, o afrontan un reforma agraria a nivel gallego con plazos y presupuesto. Entonces irán de la mano el urbanismo y la realidad física de nuestra tierra, entroncando entre ambos aquella máxima del arquitecto de la transición, D. Adolfo Suárez, ¡Vamos a hacer de la política lo que es normal en la calle!

La culpa no creo que sea de los técnicos, pues ellos conocen bien su oficio, ni me parece que sea tampoco de los políticos estradenses, porque sean de un signo o del otro, todos en general quieren el mejor urbanismo para A Estrada. Quizás los culpables haya que buscarlos más arriba, o quizás fuera de la política, pero de lo que sí estoy seguro es de que el verdadero urbanismo no se hace en los juzgados, porque una cosa es el procedimiento y otra muy distinta el contenido.

*Doctor en Arquitectura