No ha habido nunca ninguna duda, ni puede haberla, de la gravísima responsabilidad que tuvo la falta de regulación financiera en el estallido de la crisis que estalló hace seis años y seguiremos todavía por mucho tiempo padeciendo.

Hay que refundar el capitalismo, dijo entonces algún líder tan hiperactivo y charlatán como el presidente francés Nicolas Sarkozy. Hay que levantar un cortafuegos entre la banca comercial tradicional y la de inversiones, reclamaban otros.

Había que controlar un capitalismo basado en la más descabellada especulación con activos financieros y acabar con la codicia sin límite de los administradores. Era urgente establecer nuevas reglas y devolverle el papel central en esa regulación a la política.

Y, sin embargo, ¿qué se ha hecho después de tanto ruido mediático, de tanto golpe de pecho de algunos responsables? Apenas unos retoques cosméticos. Prácticamente nada ha cambiado desde entonces.

Buena parte de la explicación está en lo que denuncian ahora desde Bruselas el Observatorio de la Europa Corporativa y la Federación de Sindicatos de Austria: a saber, el intenso trabajo de cabildeo desarrollado, tras el susto inicial, por el lobby financiero activo en la capital comunitaria.

Según un estudio de esas organizaciones hay unos 1.700 lobistas de ese sector que actúan a través de unas 700 oficinas de relaciones públicas, asociaciones empresariales y consultoras.

Se ha calculado que en ese trabajo de cabildeo el sector financiero invierte anualmente más de 120 millones de euros, una cantidad muchas veces superior a la que pueden gastar los grupos de la sociedad civil que exigen una reforma en profundidad del sistema financiero.

Y lo más grave de todo es que la propia industria está muy presente y activa en los grupos de expertos que se dedican en Bruselas a asesorar a quienes elaboran la política financiera de la Unión Europea.

"La actual situación constituye un problema democrático que han de resolver los políticos", exige Oliver Röpke, de una de las organizaciones denunciantes, la Federación de Sindicatos de Austria.

Grupos y organizaciones de la sociedad civil de toda la UE van a lanzar el 15 de abril, con vistas a las próximas elecciones europeas, una campaña para exigir a quienes aspiran a representar a los ciudadanos en el Parlamento que defiendan la democracia frente al excesivo poder de los lobbies bancarios y empresariales empeñados en socavarla.

Un elemento central de esa campaña es un portal interactivo en la Red - www.politicsporpeople.eu- mediante el cual los ciudadanos podrán contactar a los candidatos al Parlamento para invitarlos a firmar un compromiso en ese sentido.

Veremos cuántos lo hacen y, lo que es igualmente importante, cuántos cumplen luego lo prometido.