Stephen Hawking nos acucia de nuevo a saltar la valla y colonizar la galaxia, como forma de supervivencia de la especie, y ahora pone plazo: 100 años. En realidad, la sobrepoblación tendría remedio si se controlara la natalidad, y habría vida para todos si se ajustaran las necesidades, pero un cosmólogo siempre buscará la solución en el cosmos. Por otra parte, el sabio de Oxford debe de ver más fácil esto que cambiar el genio depredador y expansivo de la especie, infundido por aquel buen Dios que al final del día sexto dio la consigna de "creced y multiplicaos" y hasta ahora no ha tenido a bien rectificarla para que no acabemos con toda su creación. Hawking sólo expande el mandato, para que tras henchir la Tierra hinchamos el espacio sideral. La voluntad de poder que desde el Big Bang mueve el universo habla también por boca de Hawking (una terminal inteligente que replica el programa).