Desde aquel ya lejano eslogan de "Marín, Villa de turismo y veraneo" o el más cercano de "Marín ventana al mar", del siglo pasado, han pasado muchos años, quizás demasiados sin haber apostado decididamente por el turismo, siendo un municipio abierto al mar y con innumerables playas y parajes de gran belleza. Aquellos fueron tiempos de turistas o veraneantes que elegían nuestra villa para pasar sus vacaciones veraniegas, mayormente de pueblos del interior y sobre todo de Orense, que formaron colonia, por ello le dedicamos un día que comenzó en 1935, y que ahora se perdió. ¿Que hicimos mal para perder a aquellos incondicionales de nuestra villa? Sencillamente que no supimos ponernos a la altura de las circunstancias y la demanda de los veraneantes, no nos esforzamos en mejorar nuestros servicios para ofrecerles todo aquello que iban necesitando o demandando. Y así fuimos perdiendo capacidad de convocatoria y se fueron marchando a otras localidades donde disponían de los servicios que demandaban.

Pasó casi un siglo, ¡casi nada! y hemos quedado estancados con los mismos servicios que ofrecer a los potenciales visitantes, pues si en los últimos años se han hecho algunas cosas, sin duda arrastrados por los demás y a rebufo de los tiempos, Marín se quedó dormido como casi siempre. De tener una de las mejores playas de Galicia, de ser una villa tranquila y apacible, de ofrecer tascas y restaurantes al gusto de los veraneantes, hemos quedado en el estado actual de conformismo, que desde luego no nos va a sacar de esta crisis que padecemos.

Carecemos de unas vías de comunicación con nuestros espléndidos arenales, cómodas y directas; carecemos de aparcamientos suficientes para hacer cómoda la estancia de bañistas; carecemos de un camping suficiente para ofrecer un lugar adecuado para pasar unos días al aire libre y bañarse en nuestras playas; carecemos de unos servicios de hospedaje, hostelería y diversión para hacer más completa y confortable su estancia; carecemos de actuaciones puntuales con gran capacidad de convocatoria; carecemos de una línea de servicio marítimo que enlace nuestro puerto con las playas y con otros puertos de la ría; carecemos de actividades para que se sientan agasajados por su estancia entre nosotros y se sientan, protagonistas; carecemos de un puerto deportivo que pueda atender a todos aquellos que quieran disfrutar de los deportes náuticos y de atraques para los que quieran venir por mar; carecemos en fin de una serie de servicios, actividades e infraestructuras que hoy demandan y valoran a la hora de decidirse por un lugar de veraneo. Este es nuestro reto y en nosotros y en los políticos recae la obligación de solucionar todos estas carencias para sentar las bases de nuestro progreso.