1983 resultó un año decisivo en la trayectoria política de Mariano Rajoy Brey. Ahora se cumplen tres décadas de su designación como presidente de la Diputación de Pontevedra, que supuso su acercamiento a la política local. Esta escuela de aprendizaje duró tres años y Rajoy guarda un buen recuerdo porque no lo pasó mal.

Rajoy era entonces vicesecretario de la Mesa del Parlamento y director general de Relaciones Institucionales. A la sombra del presidente Rosón, que lo protegía mucho, gozaba de una posición muy cómoda y le gustaba lo que hacía. Pero no podía decir que no a la nueva responsabilidad que le encomendaba José Luis Barreriro, su "descubridor" original.

Entonces Alianza Popular engullía a Unión del Centro Democrático y preparaba su gran asalto a los ayuntamientos gallegos en las elecciones municipales. A principios de 1983, Sancho Rof se resistía a entregar las siglas de UCD, en tanto que Barreiro Rivas exigía su desaparición y absorción por AP, sabedor de que su suerte estaba ya echada. La huída del barco centrista a la deriva era constante, y cada cual negociaba por libre un buen puesto en las candidaturas previsiblemente ganadoras.

Quizá para meter un poco de presión al alcalde centrista Rivas Fontán, que deshojaba su margarita particular, AP filtró una hipotética candidatura de Mariano Rajoy a la alcaldía de Pontevedra. Aquel día de mediados de febrero en que trascendió tal posibilidad, la ciudad registró una nevada histórica y el órdago lanzado tuvo el efecto deseado. Quince días más tarde, una candidatura de consenso AP-PDP-PL, que unía a todo el centro derecha, estaba prácticamente ultimada con Rivas Fontán al frente. Muchas tilas hicieron falta en días posteriores para cerrar la lista de aquella coalición forzada por Fraga, de la que hoy todavía abjura Barreiro.

Sorpresivamente AP hizo público a principios de marzo su ofrecimiento a Fernando Pedrosa Roldán (padre del ex alcalde Juan Luis Pedrosa, actual director de la Sociedad de Salvamento Marítimo) para figurar como candidato a la presidencia de la Diputación de Pontevedra. Pero aquel político de largo recorrido ya estaba de vuelta, y no tardó ni veinticuatro horas en rechazar la propuesta con su característica sonrisa.

El segundo aspirante fallido de AP a la presidencia de la Diputación fue José Antonio Rueda Crespo (padre del vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda). Pero al igual que en el caso de Pedrosa, aunque por un motivo bien distinto, su candidatura se frustró en otras veinticuatro horas.

Para entonces José Luis Barreiro, presidente provincial de AP, se había convencido a si mismo y también había convencido a Rajoy, presidente local desde unos días antes, de que su opción para presidir la Diputación era la más conveniente. La candidatura se anunció oficialmente el día 24 de marzo, sin vuelta atrás. A la tercera fue la vencida.

Las elecciones municipales se celebraron el 8 de mayo de 1983 y la coalición AP-PDL-PL obtuvo el triunfo más contundente que se registró nunca en la historia de esta ciudad: 17 concejales sobre un total de 25 miembros de la corporación municipal. Los otros 8 fueron para el PSOE.

Luego Mariano Rajoy Brey resultó investido presidente de la Diputación de Pontevedra el 11 de junio, cuando acababa de cumplir 28 años, y estuvo al frente de la corporación provincial más plural de su historia reciente. Un total de seis fuerzas políticas, cuatro partidos y dos candidaturas independientes, colocaron a sus diputados provinciales. AP (14), PSOE (8), CIG (2), BNG (1) Vigueses Independientes (1) e Independientes de A Estrada (1).

Aquella exigua mayoría no supuso para Rajoy ningún fuerte contratiempo en la gobernabilidad de la Diputación. Hasta se entendió razonablemente bien con el irreductible Mariano Abalo, todo un símbolo de la rebeldía en Cangas cuando se consideraba territorio comanche.

Rajoy fue el primer cargo político de esta provincia que dispuso de un ordenador en su mesa de trabajo. La ejecución de dos carreteras que vertebraron la provincia, Silleda-Cerdedo y Catoria-Caldas, constituyeron un referente en su acertada gestión.