En el mundo empresarial, estamos tan inmersos en nuestro trabajo que no somos capaces de ofrecer a la opinión pública un relato detallado de las labores que nos ocupan, dejando pasar así la oportunidad de publicitar gratuitamente nuestra marca. No es oscurantismo, y suele suceder en las empresas cuyo público o cliente objetivo no es el mismo que el de las compañías que producen para el consumo popular, como "la chispa de la vida", "limpia y desinfecta" y un largo etcétera. Y este déficit comunicativo revierte en la visión que la gente pueda tener acerca de un negocio.

Viene este pequeño prólogo en relación a la imagen que Ence tiene en nuestra comarca. Humos de chimeneas, inmensas estructuras a la vera del mar? Algo que estéticamente es discutible oculta, sin embargo, una serie de particularidades que, una vez explicadas, espero cambien la opinión de alguno de los lectores (predicar en el desierto nunca ha sido una pérdida de tiempo).

El medioambiente es un tema de gran importancia, pero que algunos utilizan para hacer demagogia. En este sentido, la fábrica de Lourizán es referencia en el sector en Europa, y supera con matrícula de honor los más exigentes controles medioambientales, autonómicos, nacionales y europeos. Por decirlo con claridad: quién afirme que Ence contamina, está mintiendo.

Hablemos ahora del aspecto laboral de Ence. 350 puestos de trabajo directos, aunque 500 son las personas que trabajan cada día en la fábrica. Además, genera más de 5.000 empleos en toda Galicia, 1.200 en el ámbito industrial (comarca de Pontevedra) y el resto repartido por nuestra Comunidad. Son datos reales, avalados por la auditora Boston Consulting.

Ence produce un movimiento económico de más de 30 millones de euros al año sólo entre pagos a empleados y compras de bienes o servicios a proveedores de Pontevedra, Marín y Poio. Incluso cuando está parada ocupa a una media de 800 trabajadores para su mantenimiento.

Y en cuanto a su actividad, no soy capaz de explicarlo mejor que dando datos, números fríos pero muy esclarecedores. 260 camiones al día cargados con madera, 1.200 viajes al mes desde la fábrica al puerto de Marín. Durante el año 2012, 403.000 toneladas cargadas en barco, lo que supone el 38% de la mercancía general movida en el puerto. 110 buques escalan en la rada marinense cada año para transportar la pasta de papel fabricada por Ence.

Gracias a que Ence está en Pontevedra, el puerto de Marín cuenta hoy en día con una instalación que lo coloca en el grupo de cabeza de los muelles europeos; la AWT, o el "garaje para barcos", como muchos lo llaman. Quiero aclarar que en nuestro continente sólo hay siete instalaciones como esta (Rotterdam, Amsterdam, Basilea?), y en el sur es la única.

Terminados los datos, llega el momento de recapacitar. ¿Por una vez en nuestras vidas seremos capaces de dejar a un lado las ideologías y de pensar en el bien común? Porque aquí no estamos hablando de intereses de grandes consorcios, contubernios políticos y esos cuentos que nos cuentan, historias donde el ogro del capital se quiere comer al pobre operario. No; se trata del desarrollo de nuestro entorno, de nuestras familias, del futuro de nuestros hijos. Alguien ha de poner un poquito de cordura en este debate. ¿En serio podemos pensar que tenemos futuro en Galicia sin industrias que aprovechen nuestros recursos naturales y produzcan un efecto multiplicador de distribución de renta? Llamemos las cosas por su nombre: el "traslado" es un cierre. Lo primero, todos sabemos que no es viable; lo segundo conllevaría unas consecuencias catastróficas para Galicia. ¿Con la que está cayendo, de verdad queremos eliminar a Ence? Que hable, por favor, el comercio local, la banca local, los restaurantes locales? Que se imaginen la siguiente escena: "Han cerrado Ence, me he quedado sin trabajo, no te puedo comprar nada".

*Presidente Grupo Nogar