Estaba uno tan tranquilo, viendo el telediario sin meterse con nadie, cuando salió Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, y dijo, refiriéndose a las asociaciones de defensa de los hipotecados: "Parece que tienen también inquietudes de apoyo a grupos filoetarras o proetarras". Lo dijo arrastrando mucho las palabras, como para que no se la creyera o como si no se lo creyera, pero también como significando que lo mismo podría haber dicho que tenían influencias maoístas, satánicas o del terrorismo islámico. Se notaba que estaba buscando una asociación entre los desahuciados y algo que en el espectador produjera un asco inmediato, un asco que pasara más por los sentimientos que por la razón. Ya está, se dijo para sus adentros: ETA. Si le echamos la culpa a ETA, tenemos la batalla ganada. No se acordaba la pobre del precio que pagó Aznar por utilizar a la banda cuando los atentados del 11-M.

Por amodorrado que estuviera el espectador, y servidor estaba grogui porque había dado cuenta de una fabada tradicional, costaba lo suyo establecer la conexión entre un desahuciado, pongamos, de Carabanchel, en Madrid, y un grupo armado nacionalista vasco (el Frente Armado de Liberación Nacional Vasco, que habría dicho Aznar). Era tan absurdo como si los afectados por las hipotecas afirmaran inspirarse de pronto en la teoría de los Universales, de Platón, o en las vanguardias artísticas del siglo XX. O sea, que no colaba, de ahí el tono de dubitativo de Cifuentes que dejaba caer la idea sin ganas, sin convicción y quizá con cierto sentimiento de culpa.

Y es que hay que tener mucha cara para asimilar una cosa a otra. Puestos a establecer asociaciones introducidas por un "parece que", respetada señora Cifuentes, "parece que" el Gobierno, del que usted es un apéndice, está dirigido por presunto gánster, de nombre Bárcenas, que hasta hace dos días guardaba en el garaje de la sede del PP unas cabezas de ciervo o algo parecido, sin que ningún militante reparara en ello. "Parece que" la ministra de Sanidad (o de santidad, ahora no caigo) gozaba de los favores económicos de un presunto corrupto, de nombre Correa. También "parece que" usted es muy mala persona, o que se lo hace.