Opinión

Cuatro Cosas

Paco Vedra

Vale: a avecilla la podréis poner a pingar, hacer vudú con sus plumas, mandarle avisos de condenación eterna y blablablá, pero a la hora de la verdad, ñaca: falla pocas. Y en esto de la fusión, el papelón de la Xunta, los intereses del lobby y de la poca vergüenza de sus voceiros, las dio todas. El último ejemplo es de onte mesmo: ocultaron lo del medallazo a Méndez, su antiguo benefactor desde la caja del norte. Utilizaron un procedimiento opuesto a los mensajes del Papa: en vez de urbi et orbi, solo urbi. Jolín...

No, no, nada de exageración: de hecho, dieron cuenta de la retirada solo en la ciudad, porque en el resto de las tierras altas, y ya ni se diga de Galicia, silencio total. Al pájaro le cuentan que hay dos motivos sobre todo: uno) no querían equiparar a JLM con Gayoso, porque dejaba al descubierto las mentiras y la trama urdida en estos años; dos) pese a todo no les quedó otro remedio que decir algo - solo en el ámbito urbano- porque en la city había mucha jet set que quería hacer leña del árbol caído. Uyuyuy.

Esa es una de las diferencias esenciales con lo ocurrido en Vigo. En el sur la gente sabe que lo de Caixanova fue un atropello; que el que más se opuso a él fue JFG; que se urdió lo del medallazo desde un puñado de resentidos y unos políticos mediocres -que, por cierto, nunca ganaron unas elecciones: quienes las ganaron ya no están con ellos- y que incluso usaron lo de las preferentes sabiendo que es un problema real pero de toda la banca, no solo gallego. Por eso PP y BNG allí van como van. ¿Capisci?

Por cierto, ¿tenéis alguna noticia acerca de la redacción de un escrito -todavía en fase de preanálisis- que se pasaría a la firma, si se decide redactarlo, solicitando la puesta en marca de una iniciativa legislativa popular ante el Parlamento gallego para exigir de la Xunta una información veraz y total sobre la fusión y su papel en ella? Incluiría la publicación -completa, algo nada difícil: es corta, pese al millón de euros que costó- de la auditoría pagada por orden de Martita. ¡Ah! Y la otra, la de Caixanova. Ojito.

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