El grupo de "sabios" de la Unión Europea (Blair, Delors, Schröeder, González) recomienda, para salvar Europa, profundizar en la unidad fiscal y económica. El objeto está bien, pero se olvidan del sujeto, que es donde hoy por hoy está el problema: ¿quién le pone el cascabel al gato? Sorprende que nadie hable de llevar hasta el final la unidad política, mediante la elección por sufragio de un presidente de Europa, que nombre su Gobierno y responda solo ante el Parlamento. En política, y en todo, lo importante es saber quién manda, y mientras lo hagan los políticos nacionales no habrá una Europa capaz de afrontar los problemas de la Unión con decisión, ejecutividad y eficacia. En España andamos siempre obsesionados con los nacionalismos, pero el gran nacionalismo, y el que hace daño de verdad, pues impide adoptar las medidas realmente cruciales, es el de las naciones de Europa.