Se habla mucho estos días sobre el coronel Gadafi, que llevaba cuarenta años al frente del gobierno de Libia hasta que se produjo un levantamiento en su contra. En los periódicos, las radios y las televisiones se le describe como un hombre que evolucionó desde un anti- imperialismo desafiante, que incluía la protección de grupos terroristas en todo el mundo, hasta una complicidad financiera con las democracias occidentales a partir de abrirles las puertas a la explotación del petróleo. Pocos personajes de la escena internacional habrán recibido tantos y tan contradictorios juicios. Pero, no es una novedad. La capacidad de los medios modernos para convertir, según los cambiantes intereses económicos, a los monstruos en arcángeles y viceversa, es bien conocida. El general Noriega y Sadam Hussein fueron dos ejemplos claros de como a los antiguos amigos y socios se les acaba tratando como a cuatreros. Y no pasa nada, porque la memoria histórica de la gente llega hasta el último telediario, y nadie se escandaliza salvo cuando le sirven una ración de muertos en la pequeña pantalla a la hora de comer. Lo último que hemos oído de Gadafi es que es un tirano y que está loco. Pero sobre su pensamiento político y sobre sus juicios de valor sobre diversos aspectos de la vida humana, nos han dicho muy poco. En una ocasión ,que visité la embajada libia en Madrid, hace ya bastantes años, un funcionario me regaló varios libros y entre otros una edición muy bonita del famoso "Libro Verde" que todavía conservo. "El Libro Verde" de Gadaffi vino a ser como una réplica, para el mundo islámico de lo que fue el "Libro Rojo" de Mao para el mundo marxista. Una especie de guía doctrinal, espiritual, o como se la quiera llamar. Muchos de los personajes que se arrogan facultades de liderazgo especiales suelen caer en la tentación de escribir este tipo de libros con vocación de evangelios. Los "evangelios", como muy bien nos ha explicado Joseph Ratzinger, son las proclamas que procedían de los emperadores romanos, es decir de las personas revestidas de la máxima autoridad, y contienen un mensaje salvador. Gadafi y Mao creían poseer esa máxima autoridad y ,entre nosotros, San Josemaría Escrivá, el autor de "Camino"( otro celebre librito de consejos), también. Por eso mismo, y antes de que Gadafi desaparezca del primer plano de la actualidad, me he tomado la licencia de hacer un pequeño resumen de su libro. Así , sobre el sistema de gobierno, dice que, en las llamadas democracias la lucha de partidos y los cómputos electorales permiten que una buena parte de la sociedad (incluso una mayoría) sea dominada por un sector opuesto a sus intereses ; que el parlamentarismo se convierta en un monopolio de la soberanía popular y separe a los diputados del pueblo; que los partidos sean el instrumento de la dictadura actual, ya que representan el poder de una fracción sobre el conjunto; y que la oposición, para alcanzar el poder, deba minar las realizaciones del gobierno y sembrar la duda sobre sus planes, sin que su victoria electoral suponga un cambio significativo. Aspectos todos ellos que le habremos oído muchas veces a personas muy razonables. El final del libro trata sobre el deporte de masas, monopolizado por unas entidades que reservan al público el papel de un idiota pasivo que pierde el tiempo viendo jugar a otros en vez de hacerlo el mismo en beneficio de su salud. Mourinho y Florentino Pérez deberían leer el "Libro Verde".