Opinión
¡Dale fuerte que, total, es católica!
Ignacio López-Chaves Castro - Diputado del PPdeG. Profesor de Derecho de la Universidad de Vigo
Vemos cómo en las últimas fechas aparecen en los medios de comunicación noticias que nos informan de la persecución que los cristianos están sufriendo en algunos países, persecución que ha ocasionado el asesinato de 52 católicos, en su mayoría mujeres y niños, en el asalto a la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad; el asesinato del arzobispo caldeo Bulus Faraj Rahho en Mosul y el del presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, así como el martirio de Arsed y Martha Masih en Riwlapindi en Pakistán, por no querer abandonar su fe católica. También una mujer cristiana, Asia Bibi, ha sido condenada a la horca en Pakistán por una denuncia de blasfemia contra Mahoma y que, si no es indultada, esta cristiana, madre de cuatro hijos, será ahorcada. E incluso, si es indultada, no sabremos si podrá continuar con vida ya que se ha ofrecido una recompensa de 500.000 rupias (4.400 euros) a quien la asesine. Algo atroz.
La libertad religiosa, tanto de conciencia como de culto, reconocida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos no solo no se respeta en muchos países sino que en muchos existe una persecución que lleva a auténticos éxodos de población. Así lo recogen Jonathan Adelman y Agota Kuperman en su libro "El éxodo cristiano en el Oriente Medio" y lo señala el profesor de la Universidad de Saint Joseph de Beirut, el jesuita Shamir Khalil, que afirma que lo único que quieren los cristianos en Oriente Medio es ser tratados como ciudadanos miembros de la nación árabe, de la cual forman parte desde los primeros siglos de nuestra era.
Pero es curioso ver la indiferencia con la que esos ataques a derechos humanos son recibidos por grupos, asociaciones o personas que, ante otro tipo de ataques, son tan sensibles y comprometidos. ¿Por qué será? No quiero pensar que, para ellos, ser cristiano es causa o razón suficiente para tener que soportar, con resignación, el ser perseguido.
Pero no nos tenemos que ir muy lejos para ver esos ataques a ese derecho. La visita de Benedicto XVI a Galicia revolvió a algunas personas contra los católicos y hace unos días el Cardenal Arzobispo de Madrid tenía que suspender una Conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid ante las amenazas de boicot. El fantasma de la intolerancia viaja agitado por quienes se dicen ser defensores de la libertad, que exigen para ellos e incumplen con los demás.
Estas actitudes son más graves cuando vemos que provienen de personas que tienen responsabilidades en la vida pública. Hace unos días, el secretario general de los socialistas gallegos y portavoz del PSOE, Pachi Vázquez, atacaba a la conselleira de Sanidad por su condición de católica. Esto no es nuevo, pues esos ataques y burlas de diputados y diputadas del PSOE y BNG, se han venido sucediendo reiteradamente en el Parlamento de Galicia. Hasta ahora no hemos oído las disculpas, quizás, porque van a seguir haciéndolo. ¿Verdad que si en lugar de ser católica fuera musulmana o judía no la atacarían por sus creencias?
Lo que pretenden con estos ataques es que los católicos no participemos en la vida pública. Se trata de aplicar ese viejo principio de la izquierda de anular la condición de ciudadano y de participante en la vida pública a quienes manifiesten su condición de católicos para que ellos mismos, ante el temor a esos ataques y para evitarlos, se autocensuren, callen y oculten sus principios de forma voluntaria. ¡El gobierno perfecto!, pensará la izquierda, pero si esto sucediera no sería nada más que la aplicación de aquello que decía Aldous Huxley de que un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el que los todopoderosos pudiesen gobernar sobre una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coacción alguna por cuanto ellos amarían la servidumbre.
No podemos, como decía Hannah Arendt, banalizar el mal. No podemos permanecer indiferentes ante ese mal, no podemos quedarnos pasivos ante los ataques a la libertad de creencia y culto, ni los de aquí ni los de Pakistán, ni ante los que amenazan la vida de Asia Bibi ni los que atacan a un miembro del Gobierno de la Xunta o a cualquier partícipe de la vida pública por su condición de católico. No vale pensar que como es católica se le puede atacar por sus creencias.
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