Opinión | Crónica Política

Las vértebras

Javier Sánchez de Dios

Así que, aprobadas –por ahora– las directrices de Ordenación del Territorio, y cubierto así el hueco que ha impedido durante demasiados años poner en su sitio la res urbanística –entre otras–, habrá que desear que, por quien corresponda, no se tarde otro tanto en su aplicación y desarrollo. Un riesgo que no debe descartarse porque aquí, como en muchos otros lugares, ha habido quien usó el desorden, por no hablar de caos, para sus propios intereses.

(Se matiza lo de "por ahora" acerca de la aprobación de la norma porque aún espera el trámite parlamentario. Y aunque la mayoría absoluta del PPdeG asegura en terminos aritméticos que prosperará lo que el Gobierno propone, no todo han de ser sumas y restas: un asunto clave como este debiera, para asegurarlo en el futuro, disponer de un margen cuanto mayor mejor, y eso dependerá de la habilidad y la generosidad de la Cámara. A ver)

En este punto conviene profundizar en el objetivo principal que el señor conselleiro Hernández señaló para las directrices. Se trata de vertebrar el país, según dijo, lo que constituye una adaptación al siglo XXI de la definición clásica del orden. Ocurre que ésa es una tarea compleja, porque poner cada cosa en su lugar, como los romanos dijeron,se puede hacer mejor si antes se fijan los sitios y después distribuyen los ocupantes. Y aquí habrá que hacerlo al revés.

No se trata de poner una nota pesimista en una cuestión que, aunque se aborde con retraso, debiera motivar lo contrario. Pero es preciso advertir que eso de ajustar las vértebras cuando el cuerpo está ya crecido no resulta precisamente el mejor método, y aquí, con leyes como la del Solo o la del Litoral, por citar un par de ejemplos –aparte el nutrido paquete normativo que se ha ido aprobando casi a salto de mata– parece que se empezó la casa por el tejado.

Lo sensato será, por tanto, asegurar la edificación empezando por reforzar los cimientos, y para ello será imprescindible, como ya quedó dicho, obtener en el Parlamento algo más que lo suficiente. Un compromiso para vertebrar de verdad, con responsabilidades y control compartido que permuta terminar de una vez con una serie de problemas que perjudican el desarrollo económico de Galicia. En el campo del urbanismo, verbigratia, donde muchos potenciales inversores se han retraído ante la confusión y la correspondiente inseguridad jurídica.

La oportunidad es histórica. Falta prever si se aprovechará.

¿Eh?

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