Donde Baez pone su culo

No soy hombre dado a cultivar mitos ni a admirar más que lo justo, ni a coleccionar autógrafos. No me muevo ni cien metros por un tipo famoso por su talla artística o intelectual si no tiene nada de que hablarme y, por supuesto, soy capaz de dar un rodeo de kilómetros con tal de no pasar junto a uno de esos nuevos famosos de pacotilla que crea la televisión, igual que me niego ir a jurados donde estén famosuelos de la tele. Eso sí, menos con Joan Baez (digan lo que hayan dicho por la radio de ella unos encantadores chavalillos a los que le faltan años y perspectiva). Yo, que he sido cliente diario e intensivo de la peluquería de Mara Costas, no le perdono que no me haya avisado de que esperaban allí, acompañada de la promotora Raquel Seijo, de Sweet Nocturna, a esa diosa cuya música tanto nos amparó en años mozos y contraculturales dejando memorias de amores y combates. Aunque se hayan sentado allí culos como los de Nuria Espert, Lucía Bosé, la ministra Salgado o Lola Herrera, no es lo mismo. Propongo a la peluquería que una placa en el sillón que utilizó diga “aquí se sentó Joan Baez” porque donde pone su culo la diosa, se convierte en objeto de museo. Y que lo deje sólo para exposición o, si acaso, de uso para fans con recargo del 80 por ciento. Igual le digo a Carmiña, la del Mosquito, por donde tantos grandes culos han pasado. Mara, yo ya no te vuelvo por no avisar.

Mariñando a Arria

“Mariñando a arria” significa en el lenguaje de los canteros “trabajando la piedra” y ese es el título de la exposición que presentó ayer en la Casa do Curro (Plaza Deu-La Deu) de Monçao el médico radiólogo Mario Hortas, con no poca gente llegada de Galicia. Esculturas de pequeño o medio formato que son verbalizaciones pétreas de sus sentimientos. Mario pertenece a esa saga de médicos artistas que pronto tendrá libro recopilatorio en Galicia, y la literatura y la música son otras de sus pasiones, que vierte con otros en revista propia.

No es lo mismo sin “Lúa”

Hace 5 años que la adoptasteis igual que a tres perros anteriores y le pusisteis “Lúa”. Carecía de pedigree pero le sobraba alegría y toda tu familia la consideraba una más de la casa. Pero aquel fatídico domingo, Silvia, cariño, Lúa entró en convulsiones y abandonó este mundo, os abandonó a vosotros con iguales síntomas de envenenamiento que Rex, otro perro vuestro. Indeseables, sin nivel siquiera de hijos de perra los que lo hicieron, los que os robaron su energía desbordante y su júbilo inagotable. Los que te hicieron llorar, Silvia.

Una mini Atenas cultural

Y ya recibí los números 7, 8 y 9 (en un solo ejemplar) de la Revista de Estudos Miñoranos que dirige Carlos Méixome. Siempre me asombra tanto la erudición de algunos trabajos como el valor antropológico de otros hechos cuerpo a cuerpo entre las gentes. El Val Miñor ha tenido suerte de que el azar haya llevado a residir allí a tanto profesor y estudioso y que se haya creado una pequeña Atenas cultural que respalda esta revista y que tanta luz aporta sobre el pasado del valle. Enhorabuena a los de REM. Y me pongo a leer.