Pues la verdad es que, tal y como va hasta ahora el Año Santo, quizá no haya estado de más la audiencia del Papa a don Alberto Núñez. Cierto que acompañaba al jefe del Ejecutivo gallego el señor arzobispo de Compostela, pero aún así da la impresión de que la visita buscaba más para el Xacobeo un efecto material que el espiritual, que aquel está complicado por la crisis y éste depende, en definitiva, de la voluntad directa de los peregrinos en pro la indulgencia con el viaje.

El beneficio para el 2010 deriva sobre todo de las fotos en el Vaticano y la declaración de intenciones del Pontífice, porque la visita del Santo Padre a Galicia en 2011 sería casi un efecto colateral de su viaje a España para asistir al Congreso Mundial de la Juventud. Pero aún así más vale tarde que nunca, ya que la presencia de Benedicto XVI tiene un gancho espiritual y mediático indiscutible: habrá que confiar en los buenos oficios de monseñor don Julián Barrio, jefe de la Iglesia gallega, para lograrlo.

Ya puestos, quizá no esté de más señalar que podría no venirle mal a este país la presencia de un hombre de paz en un momento de especiales tensiones. Y no sólo las derivadas de la crisis económica y laboral, sino de las polémicas abiertas por la gestión de la Xunta que, en el caso del idioma como en el de las cajas, parece obedecer las órdenes que le dan algunos poderes fácticos -en expresión del ex presidente don Emilio Pérez Touriño-, mediáticos y lingüísticos. Y con tal aplicación que diríase es el pago de deudas electorales.

No parece que haya dudas de que es así en lo que a la lengua se refiere. Casi todos los expertos admiten que la actuación de un colectivo como Galicia Bilingüe fue decisiva en la suma de los votos que hicieron posible al PP recuperar el escaño perdido en 2005 y así volver a Raxoi. Ahora parecen andar a la greña, pero sus diferencias son de matiz y a buen seguro habrá un acuerdo con esa entidad antes que, verbigratia, con la Mesa pola Normalización.

Lo de las cajas es menos visible pero igual de cierto, y el "caso Gayoso" lo demuestra. El intento de liquidar profesionalmente -es el Plan C, fracasados el A y el B- al hombre cuyo equipo hizo grande a Caixanova tiene menos que ver con su edad que con su negativa a plegarse a aquellos poderes fácticos. Que por cierto nunca se opusieron a la última candidatura de don Manuel Fraga a la Xunta ni ésta, ahora, a que se respaldase al octogenario director general de RTVE: como alguien dijo, manca finezza.

¿O no...?